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temas complejos: ¿HACEMOS LO SUFICIENTE PARA QUE LOS ADOLESCENTES HAGAN EJERCICIO?

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Aunque es un tema conocido, no deja de sorprender el tremendo porcentaje... ¿Los padres están seguros y hacen lo que deben hacer para que sus hijos adolescentes hagan suficiente ejercicio? ¿O  ceden fácilmente a sus requerimientos...?
 
 
 
Médicos advierten que el 80% de los adolescentes a nivel mundial son sedentarios
El sedentarismo es el cuarto factor de riesgo para una muerte prematura y responsable de casi 680.000 fallecimientos por año en América Latina
Resulta prioritario inculcar en los niños y jóvenes el hábito de la actividad física
Resulta prioritario inculcar en los niños y jóvenes el hábito de la actividad física
Esta es una de las advertencias que plantearon los especialistas que participaron del encuentro internacional sobre `Vida Activa y Saludable` de la Serie Científica Latinoamericana, quienes redefinieron el abordaje para conseguir una vida activa y saludable, planteando la motivación del placer.

En este sentido, llamaron a incluir el placer como el eje central en la toma de decisiones individuales, tanto en el ámbito de la nutrición, como en el del ejercicio físico, pues si no hay placer difícilmente se podrán conseguir cambios en el estilo de vida.

A su vez, destacaron la importancia de promover la actividad física desde las políticas públicas, en los programas educativos y de promoción de la salud, teniendo en cuenta que la realidad muestra a las generaciones más jóvenes más propensas a la inactividad física, contrariamente a la aptitud de condiciones.

Diversas mediciones dan cuenta de que "cerca del 80% de los adolescentes a nivel mundial son sedentarios", afirmó Michael Pratt, asesor de Salud Global del Centro Nacional de Prevención de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud de Estados Unidos.

En este contexto, en el que se articuló la necesidad de la actividad física con la buena alimentación para mantener una vida saludable, el tema de la obesidad y sobrepeso ocupó un lugar importante en el análisis y debate de tendencias.

"La obesidad es un desorden de aprendizaje que se puede revertir mediante los estímulos adecuados, pues las personas son capaces de aprender o desaprender conductas que afectan su salud", manifestó por su parte Mónica Katz, especialista en nutrición de la Universidad Favaloro de Buenos Aires.

Aseguró que el hecho de haber dejado de lado la premisa de que `comer rico es un derecho de todos`, "es una de las causas por las que fracasan la mayoría de las iniciativas, individuales y colectivas para cambiar los hábitos, pues no se toma en cuenta que para aprender a comer distinto o comenzar con una actividad física lo que hacemos nos debe proporcionar placer".

Por su parte, Margo Mountjoy, investigadora del Centro de Salud y Rendimiento de la Universidad de Guelph, (Canadá) destacó que la actividad física es tan importante como una buena nutrición para lograr el desarrollo integral de los niños.

Por este motivo, dijo que la implementación de ejercicios de forma consistente en los planes de estudio resulta prioritario para inculcar hábitos saludables y en consecuencia frenar el avance de las enfermedades ligadas al sobrepeso.

En tanto, la argentina Patricia Sangenis, especialista en Medicina del Deporte y Directora del Instituto Deporte y Salud de Buenos Aires, marcó la importancia de que los profesionales de la salud prescriban correctamente la actividad física como parte del tratamiento preventivo de distintas enfermedades.

La experta precisó que está demostrado que la actividad física aumenta la estabilidad eléctrica del corazón y disminuye la demanda de oxígeno, al tiempo que mejora la función miocárdica y mantiene el aporte de oxígeno al corazón; y además mejora la tolerancia a la glucosa, disminuye la tensión arterial y controla el peso corporal.

"Quien hace ejercicio controla su peso, mejora o mantiene sus capacidades físicas, reduce el estrés y los factores de riesgo, pero lo más importante es que se siente más saludable, previene el envejecimiento, se divierte y mejora sustancialmente su autoestima", explicó.

Por el contrario, sostuvo que el sedentarismo es tan perjudicial como fumar al precisar que "una de cada diez muertes en el mundo ocurren por una vida sedentaria".

Fuente: Telam

los jueves con Edu y Marta: MÁS DEPRESIÓN PARA LAS MUJERES

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Tenemos que ayudar a nuestras alumnas a encauzar sus emociones. En el colegio ofrecemos programa sobre inteligencia emocional, pero sobre todo acompañamiento para que ellas puedan expresar sus vivencias y lograr una mejor aceptación personal.



6 razones por las que a las mujeres les afecta más la depresión

 
 
 
 
 
 
Todos sabemos que la adolescencia es una época emocionalmente complicada, aunque lo es especialmente para las chicas. ¿La causa? Su mayor exposición a circunstancias estresantes, como revela un estudio que se acaba de publicar en la revista Clinical Psychological Science.
 
En esa edad de la vida, cuando abandonamos la infancia, surgen dos comportamientos mentales que pueden conducir a la depresión: el llamado estilo cognitivo negativo (la interpretación los acontecimientos siempre de una manera negativa) y la rumiación (la malsana tendencia de darle vueltas y más vueltas a lo mismo).
 
Los investigadores analizaron los datos y testimonios de 382 adolescentes y comprobaron que las jóvenes que habían experimentado situaciones de tensión en sus relaciones interpersonales, como discusiones con miembros de su familia o amigos, eran propensas a sufrir el estilo cognitivo negativo, la rumiación e incluso síntomas de depresión. En cambio, en los chicos solían disminuir esos factores de riesgo con el paso del tiempo.
 
Según los investigadores, la explicación reside en que las adolescentes experimentaban un mayor número vivencias estresantes que los varones –muchas veces, y esto es importante, provocadas por ellas mismas–, ya que la reacción psicológica ante los malos tragos era prácticamente igual en ambos sexos. De este estudio se deduce que los especialistas en salud mental deben intentar que las jóvenes vivan de una manera menos crispada sus relaciones interpersonales.

 

cuentos que sí cuentan: EXTASIS EN BARCELONA (II)

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ÉXTASIS EN BARCELONA
MONÓLOGOS Y DIÁLOGOS DE UN ADOLESCESTE   (II)

Un libro para hacer pensar a los adolescentes... Y a sus padres.

Cada sábado un fragmento.

 
 

MONÓLOGO III

 

De repente ya estaba en casa. Me había levantado como pude y volví a coger la moto. La gente estaba extrañada, pero yo tenía que llegar rápido a ver a mi padre. 

Había un ambiente muy sereno en casa: mamá, Carmen y Andrés no hablaron mucho. Él estaba ahí, en la sala, pero dentro de un ataúd. Un ataúd frío, austero, seco; seco como mi padre. Me serené igual que el ambiente que me rodeaba. Es extraño. Una cosa así, de repente, y sin dramas… Su sonrisa no había cambiado ¿porqué tenía que cambiar? Se le veía muy tranquilo. Como que se me quitaron las ganas de armar el numerito que tenía pensado armar.

          Y, sin embargo, ¡era mi padre! ¿Cómo podía irse así, sin más, sin avisar…? Yo siempre había pensado que un verdadero padre no se puede ir de casa así como así.  Que si un buen día se cansan, o que si encuentran una tía joven y buena o ¡qué sé yo! Las he visto pasar canutas a varios amigos por esto. Y no se lo deseo a nadie. ¿Quién es el idiota que dice que el tiempo todo lo cura? Bueno, tal vez sí. Pero los he visto llorar con rabia. ¿Y el caso de Raúl? ¡Qué pena! Los he visto con litronas o cantidad de porros o acostándose con varias tías intentando ahogar, intentando olvidar penas. Y los hay también que se hacen los gallitos… Pero el rencor que llevan por dentro no se lo quita ni Dios.

          Sí, Dios; que siempre acaba saliendo en estos casos. ¿Lo mandas más a la mierda o te lo crees más? No sé porqué pero yo estoy ahora más en lo segundo. Que sí, que ahí está, que existe. Aunque en estos casos quisieras agarrarlo del cuello… ¿Afirmación socialmente incorrecta, que Dios existe? Puede ser, pero en estos casos te cagas en lo  socialmente correcto. Buscas ayuda donde sea. Quizá es sólo eso, un último recurso.

          Es curioso lo sereno que estuve, viéndole ahí, en una caja... Mis hermanos mayores y mi madre, ciertamente, quitaron hierro al asunto, patetismo al drama. No decían nada. No estaban para nada turbados. Hubo un momento en que todos salieron de la sala. Me quedé sólo, frente a frente con él.

No sé porqué se me cruzó por la mente lo que me dijo Santi un día, en medio de una fiesta (lo cual se me hizo súper raro): que él nunca hablaba con su padre, que no había forma de dialogar con él. Cuando llegaba a casa en la noche era una especie de hipopótamo que sólo abría la boca para comer y bostezar. La verdad nunca conocí al padre de Santi, pero creo que gran parte de culpa la tenía el mismo Santi. Es un buen tío pero no le gusta que nadie se acerque a su territorio. Demasiado independiente, siempre a su bola, y creo que no se da cuenta por más que se lo decimos. Me imagino al hipopótamo de su padre intentando traspasar el territorio de Santi, otro hipopótamo.

Con mi padre nunca fue así. Me enseñó desde pequeño a hablar de todo con él. Ahora que le miro me cae sobre la cabeza un chaparrón de recuerdos. Y parece que todo fue ayer… ¡Caramba, cómo pasa el tiempo! ¡Qué bruto! Parece que fue ayer cuando de enano me echaba a sus brazos cada vez que llegaba a casa. Aquí o te espabilas o te arrancan la vida a guantazos. Siempre me impresionó su realismo. Bromeaba de lo bien que iba a estar mamá cuando él se muriera. Y la verdad, trabajó toda la vida sólo por su familia. Quería dejar todo bien atado. Sabía que el tiempo corre como Alonso en su Fórmula 1; que se te escapa de las manos como las puñeteras moscas.

Yo creo que sonreía en el ataúd por eso, porque cumplió; o porque se acordó de último chiste de suegras... ¿Y si yo no cumplo? ¿Y si echo a perder mi vida? ¡Qué acojone! Lo que no entiendo es por qué las cosas más importantes se me olvidan tan rápido. Mañana seguramente ya estaré babeando, haciendo el idiota.

Mi madre le puso su mejor camisa y su mejor pantalón. Tenía una sonrisa estupenda… Me acuerdo cuando me dijo que hiciera la carrera que quisiera, pero que intentara no depender nunca de nadie. Yo le entendí en seguida. Él hacía y deshacía, y eso le permitía ayudar a mucha gente.

Le entendía, pero yo me he dedicado más a divertirme. Es superior a mis fuerzas. Los estudios cada vez peor y las fiestas cada vez  mejor. ¡Qué disgusto la vez que me pillaron borracho al llegar a casa! La verdad me dio pena por toda mi familia. Estuve dos días vomitando todo lo que había bebido… Me sentí la oveja negra de la casa. Lo peor es que ni era la primera ni fue la última.

Sí, me supo fatal el disgusto que les di ¡Madre mía, qué caras! Un poema. Me sentí como un auténtico gilipollas. Y la verdad, ese viernes, el botellón, la disco, el rollo con las chicas, fueron una autentica porquería; para nada valió la pena el disgustazo en casa. ¡Si al menos te lo pasas bien! Pero siempre ocurre lo mismo, cuanto más te pasas peor te lo pasas.

 Al final Carmen y Andrés se durmieron. Mamá también se echó. Creo que ya no podía más.

 Así que me quedé yo sólo con él. Tenía ganas de seguir charlando y de seguir mirando esa sonrisa. Ahora que lo pienso, la próxima Navidad va a estar durilla. Porque ¡mira que nos lo pasábamos bien! Se formaba un ambientazo en casa. Bueno, el año pasado, yo di la nota…

 Cada vez que pienso en lo que me dijo Silvia las Navidades  pasadas me traumo. Estaba hecha polvo porque su padre le obligaba a pasar las fiestas con la familia de su novia: “¡Papá, esa no es mi familia!”. Y por lo visto eran buenas personas; pero no era su familia, ¡y en Navidad! ¡Qué putada!

 Silvia es estupenda, está llevando bastante bien lo de su padre. Me contó que los primeros meses fueron un martirio. Que no entendía cómo su padre le hacía eso a su madre, a ella y a Laia, su hermana pequeña.

 Lo que más me ha impresionado de Silvia, culito a parte…, fue cuando me dijo que su vida no la iba a amargar nadie, ni su padre. Que no lo quería juzgar, pero tampoco iba a permitir que esa circunstancia agriara su carácter. Siempre fue muy simpática, y veía que el divorcio de sus padres le estaba afectando. Alguien, por lo visto, le ayudó. Desde entonces tomó las riendas ¡No más bilis! Quitó todo resentimiento hacia su padre, pues eso le estaba haciendo daño a ella. Ella no era quién para juzgarlo… Ni él era quién para amargar su vida. ¡Mis respetos a Silvia! Ha recobrado su alegría. Además, así está mucho más buena. Así la quiero yo… De hecho tengo que llamarla para que me ayude con unos dibujitos…

Sí, estas Navidades van a ser un poco jodidillas. Tengo recuerdos, desde muy pequeño, de mi padre retirándose a mitad de la fiesta de fin de año. “¿Qué hace papá?”. Mamá me dijo que estaba dando gracias a Dios por todo el año. Papá no era de muchos rezos que digamos. ¡Bueno! En los últimos años se le veía más por misa… ¿Es lógico a cierta edad, no? Pero creo que lo importante ha sido su ejemplo, ¡cómo luchaba, cómo quería a los suyos! Por eso esa sonrisa.
 
¡Qué terror sólo de pensar en tu madre o tu padre dentro de un ataúd! Y yo estaba tan sereno, ahí, viéndole sonriente dentro de su Jaguar… Siempre bromeaba con que su último coche sería un Jaguar, “¡Y que me entierren con él!”.

(continuará)

cuentos que sí cuentan: EXTASIS EN BARCELONA, MONÓLOGOS DE UN ADOLESCENTE

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ÉXTASIS EN BARCELONA
MONÓLOGOS Y DIÁLOGOS DE UN ADOLESCESTE  

Un libro para hacer pensar a los adolescentes... Y a sus padres.

Cada sábado un fragmento.

 

MONÓLOGO IV

 

 

¡Uf! Veinte flexiones en medio minuto. Es que estoy a punto de explotar. Creo que ha llegado la primavera por adelantado, y eso que estamos en octubre. Decir que estoy mega excitado es poco. Y no es una mera cuestión sexual, genital, carnal, aunque las hormonas estás a trescientos. Ni el F1 de Alonso…

 

Es algo más fuerte. ¡Me comería el mundo en tres bocados! Me sobra mandíbula. Saldría como un cohete disparado al infinito. Como Superman daría cien vueltas a la tierra en cuestión de segundos. Saldría a la calle y me comería a besos a todas las chicas guapas que me encontrase. Cogería en brazos a todas las abuelas y las llevaría volando a donde tuvieran que ir. Ahora mismo iría a Israel y rompería a patadas el estúpido muro que están levantando contra los palestinos. Iría pisando todas las minas humanas que hay por el mundo… Y que nadie más se quede mutilado. Me liaría a tortazos con esas bombas humanas hasta que se les quitaran las ganas de inmolarse, a costa de sangre inocente. Cogería las bombas atómicas y las haría estallar entre las yemas de los dedos de mi mano. Con mi misma boca daría de comer a todos los niños que están muriéndose de hambre. Y si tuviera tetas dejaría que me mamaran los bebés más raquíticos de África (¡y eso que no tengo ninguna intención transexual!).

 

Mi padre siempre decía que ayudar a los demás era súper reconfortante. Está claro que yo, ahora, en mi condición de adolescente gilipollas, no tengo mucho tiempo para esos reconfortes. Pero algo me dice que no puedo seguir así toda la vida, que mi “gilipollez” se tiene que acabar antes o después; y que me tengo que arremangar. Es una basura lo que se ve en las noticias cada día. El mundo está patas arriba. Guerras para ver quién controla más petróleo. Guerras para ver quién se queda con un pedazo de terreno más árido que un problema de álgebra. Una guerra porque no aguanto al sucio moro que está viviendo en frente. Otra guerra porque a un mierdas le entra ganas de gobernar un país y le importa un pito eso de las reglas democráticas. Guerra porque hay muchas injusticias y todo se “soluciona” con guerras…

 

Y mientras tanto niños mutilados, cuando jugaban a polis y cacos, porque han pisado una maldita mina de esas malditas guerras. Niños que se tienen que beber su orina porque no hay agua para sus bocas, aunque sí hay gasolina para esas malditas guerras. Niños, en campos de refugiados, sin padres, porque a éstos los han aplastado un tanque que se le ocurrió entrar por la pared de su casa, durante esas malditas guerras. Niños disparando a otros niños con pistolas de verdad, porque sus padres eran enemigos acérrimos, en esas malditas guerras.

 

Y si tenemos que esperar a que nuestros queridos políticos solucionen algo ¡estamos apañados! Y si tenemos que esperar a que nuestras benditas multinacionales se pongan en plan hermanitas de la caridad ¡estamos apañados! ¿Y quién va a empezar a echar una mano? ¡El vecino de enfrente! Siempre el de enfrente…

 

¡Uf! Otras veinte flexiones. Lo que está claro es que si quiero hacer algo con mi vida tengo que acabar, ahora, este dichoso problema de matemáticas. ¡Qué conclusión tan absurda! Y sin embargo, intuyo que es cierta.

 

La semana pasada le tocó el turno a Rafa. Dejó los estudios para ponerse a repartir pizzas. Van dos en tres meses. Y Mario que se pone a ayudar a su padre en la fábrica, porque le urge dinero para la moto ¡Narices! A todo ese grupito les ha pasado lo que tenía que pasar. Ya se lo decíamos. Es que ya eran cinco o más porros al día. Pero lo peor es que se la pasaban en la calle todo el santo día. Está clarísimo, cuanta más calle más porros, y cuantos más porros más calle. ¿En qué acaban? Cero neuronas y  una mierda de voluntad.

 

¡Que no vengan ahora con que necesitan dinero para la moto nueva!, ¡que los estudios no sirven para nada! ¿Cómo puede todavía, Bea, decir que el porro es más inofensivo que el tabaco? ¿Es estúpida o se lo hace? ¿No ve a Rafa, a Mario y a todos esos? Seguro que eso se lo ha tragado de sus amigos del Liceo. Claro, alguien les reparte a la salida la revista “María”. Un día la leí; te decía cómo cultivar en tu casa marihuana. ¡Qué ecológico! ¡Hijos de…! ¿Es que no tienen amigos tocados por la droga? ¿Cómo pueden ir diciendo esas sandeces?

 

Si sólo en nuestro cole ya son tres que están internados. Unos por exceso de porros, otros por éxtasis y pastillas del carajo. Todos empezaron con porros. Me acuerdo cuando a los trece, Gabri, pedía caladas a los mayores. Era un auténtico enano acoplado. Se sentía mayor por estar con los de cuarto. ¡Idiota! Era un peluche de ellos, y te venía haciéndose el chulo ¡Idiota al cuadrado!

 

Joan no era así. Era un tío fabuloso. ¡Mierda de porquería que le metieron en Pachá! No entiendo cómo pudo dejarse llevar de todo ese rollo. ¡Mira que me caía bien! Nunca se peleaba con nadie, y era el primero en pasarme las respuestas de los exámenes de mates. Bueno, yo le pasaba las de socis y natus. Pero tenía las neuronas bien colocadas. ¡Y acabó colocao! Lleva poco más de un año internado. Esperemos que no haga falta mucho más.

 

Cuando veo a su madre por la calle se me pone la carne de gallina. Es una buena pava. Le duele a lo bestia lo de Joan, y no por el qué dirán, que le importa un bledo (no como otras que yo me sé). Realmente sufre por Joan, por su futuro. Cada vez que nos cruzamos me da un abrazo enorme. A mí se me parte el alma. ¡Que me ahogue si quiere! A su hijo hace meses que no lo puede abrazar… Y a penas le dejan hablar con él ¡Qué pena! Pero es necesario. Por lo visto Joan era un hijo estupendo, cariñoso. Lo han arrancado de los brazos de sus padres ¡Mierda de droga! ¡Y mierda de los que viven de eso!

 

Ahora, lo de Sandra sí tiene narices. ¡Tan pija, y mírala! ¿A quién se lo ocurre meterse con okupas? Ella nos decía que le molaba… A mí me da que en el fondo Sandra no se valoraba lo más mínimo. Nadie que se valora un poco acaba así, yendo a esos lugares asquerosos y con esa gente lamebasuras. Que me perdonen pero son eso, unos lamebasuras fracasados. ¡Y encima se las dan de modernos! Son los típicos peace and love que luego van en las manifestaciones rompiendo escaparates. ¡Hay que ser hipócritas! ¡Los ecológicos de la María…! ¡Qué asco meterse con esos…! Aunque pensándolo bien dan pena. Yo no sé si la culpa es de ellos o de sus padres. ¿Qué educación habrán recibido?

 

Me da rabia por Sandra, pija, buena, buenísima, y con dinero, y no parecía tan tonta. Y estuvo años en un colegio de monjas. Total, ha acabado siendo una pija barata. Creo que la culpa es de sus padres. Mucho esquí en Baqueira, mucho Polo, mucha ropa cara, pero yo creo que muy poco cariño y menos caso... Si no, no entiendo cómo ha acabado así. Y sus padres ni puñetera cuenta, casi, hasta el día que la ingresaron.

 

¡Veinte flexiones más! Pero éstas de pura rabia. Que de acordarme de éstos se me han bajado las hormonas. ¡Bueno, si estuviera aquí Sandra vería cómo le subo yo la autoestima a base de lengüetazos…! ¡Pobrecita! Sí, me da pena. Ojalá salga pronto, igual que Joan; y les echamos una mano entre todo el grupo. Al enano acoplado de Gabri sí se le podría dejar un poco más encerrado, a ver si se entera de cómo va la vida.

 

Bueno, al que sí se podrían llevar encerrado toda la vida es a Jorge. ¡Que Dios me perdone! Pero ese no tiene perdón. Por culpa de él hay varios peor que él. Algunos me dicen que él no tiene la culpa, que en definitiva cada quién es responsable de sus actos. Sí, claro. Pero no quita que en la vida haya necios desgraciados, malos amigos, que parece que disfrutan acabando con otros.

 

Lo que les hizo a Edu y a Mónica no tiene perdón. Jugó con ellos.  Encima a Edu le dieron una paliza, unos pelaos, por culpa suya. Le pide que le acompañe de paquete y luego lo deja tirado delante de esos tíos, mientras él se queda discutiendo con uno de ellos. Y el pobre de Edu a recibir cascazos de los otros. Porque me lo contó Edu, si no, no me lo creo.

 

Y a la pobre de Mónica… No sabemos si la ha dejado embarazada. Y ahora ni la pela. ¡Cabrón! Y sigue repartiendo costo como el que más. Conozco a sus padres. Parecen buenas personas. Serán unos empanaos. ¿Dónde habrá aprendido a ser así? Que Dios lo perdone, porque a mí me va a costar mucho.

 

Ya sé que con violencia no se va a ningún lado, pero hay veces que pienso que las cámaras de gas deben existir para los desgraciados como Jorge. No sé, me vienen ganas de rezar por Sandra, por Joan, por Mónica. ¿Y por Jorge? ¡Que le den por…! Bueno pediré por él para que deje a los demás en paz. Aunque ese desgraciado no se merece que nadie se acuerde de él ¿Cómo se le ocurre…? 

 

Ya sé, ya sé. La venganza sólo genera más problemas, y los guantazos más guantazos ¡Qué se lo digan a Nacho! Pero de verdad que hay algunos que se los merecen. ¡Veinte flexiones más y a dormir!

 

¡Ah! Y que Dios no se olvide de esos niños mutilados, de los que se beben su orina, de los refugiados y de lo que ya han empezado a odiar tan pequeños… Espero algún día poder hacer algo más que pedir por ellos. Pero por algo se empieza. Algo como resolver un asqueroso problema de matemáticas. Y no precisamente yéndome a fumar porros a la calle. Que les aprovechen a los don nadie que quieren cambiar así el mundo. ¡Esos sí están mal!



investigaciones: ¿COMO LOGRAR QUE ESTE MENSAJE CALE EN LOS ADOLESCENTES?

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Expertos advierten del daño del alcohol en adolescentes

Los estudios demuestran que el cerebro joven no se recupera tras sucesivas borracheras

El País Bilbao 16 OCT 2014    

 

La jefa del laboratorio de Patología Celular del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia, Consuelo Guerri, a la derecha, junto al neuropsiquiatra del Hospital universitario 12 de Octubre, Gabriel Rubio, este jueves en Bilbao. / Luis Tejido (EFE)
 
 El cerebro de un joven puede recuperarse sin daños de "una" borrachera, pero cuando padece "atracones" de alcohol todos los fines de semana en los "botellones" pierde "de forma permanente" la capacidad de aprender y memorizar, y se produce un "retraso irreversible en la zona de conocimiento".  "Ya se está viendo a muy buenos estudiantes que fracasan en la  universidad, porque no pueden aprender, no entienden lo que leen ni captan lo que les dicen", ha advertido la jefa del laboratorio de Patología Celular  del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia, Consuelo Guerri.
 
Guerri ha participado este jueves en Bilbao en el simposio anual sobre drogodependencias, que este año se dedica al consumo de alcohol entre adolescentes y jóvenes, organizado por el Instituto Deusto de Drogodependencia. Tras recordar que el cerebro está en desarrollo hasta los 21 años y en referencia siempre a adolescentes mayores de 18 años, Guerri ha  comentado que "si quieren tener la máxima capacidad intelectual, es mejor que no se emborrachen y menos todos los fines de semana y con el estómago vacío, porque a palo seco el alcohol se absorbe más".
 
Ha defendido que los adolescentes tienen que estar informados de dónde está el riesgo y después "son libres de elegir lo que quieren hacer con su vida". Ha matizado, sin embargo, que "tampoco hay que asustar, porque no pasa nada por emborracharse una vez, el problema es cuando repites todas las semanas" y ha aconsejado que el momento de parar de beber es cuando empiezan los mareos porque significa que el nivel de alcohol en sangre "ya es muy alto".
 
Esta especialista ha recordado que "siempre" se ha bebido alcohol y que los adultos también consumen, pero ahora ha cambiado el "patrón" de consumo, que se practica en forma de "atracón" los fines de semana y sin ingerir comida. "En dos horas se machaca al cerebro y cuando ese cerebro se está recuperando, llega otra vez el fin de semana y lo vuelves a machacar", ha dicho en referencia al consumo abusivo y ha añadido que resulta "mucho más peligroso consumir la misma cantidad de alcohol en pocas horas, que distribuido en varios días, porque no se llega a picos tan altos de alcohol en sangre".
 
Ha resaltado que la adolescencia es un período "muy crítico" para los consumos de alcohol y otras drogas, porque el hecho de que el cerebro aún esté en desarrollo hace que sean unos "inconscientes, que no vean los peligros y que les guste el riesgo".
 
Cuanto antes se inicie el consumo, la zona cerebral que rige los estímulos "se hipersensibiliza" y aumenta el riesgo de tener problemas con el alcohol en la etapa madura, ha advertido. Guerri ha citado estudios que establecen que si se empieza a beber con 21 años existe un riesgo del 5% de tener problemas en la edad adulta, y se empieza con doce, el riesgo se incrementa hasta el 20%.
 
También ha participado hoy en el simposio Gabriel Rubio, neuropsiquiatra del hospital universitario 12 de Octubre, quien se ha referido a un estudio, según el cual los adolescentes que han sufrido malos tratos tienes más riesgo de consumo abusivo de drogas.
 
Ha aclarado que, en dicha investigación, se ha considerado malos tratos tanto los abusos sexuales y físicos, como "la sensación" de algunos jóvenes de que "no están suficientemente atendidos por sus padres". Esta situación "es frecuente cuando el padre y la madre trabajan y están fuera todo el día", ha dicho.
 
 

investigaciones: EL CEREBRO ADOLESCENTE

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Harvard descubrió qué pasa por la cabeza de un adolescente

Investigadores de esa universidad explicaron cómo es el desarrollo del cerebro durante la segunda etapa de la vida y analizaron temas clave, como la violencia, el suicidio y las enfermedades mentales
infobae.com
 
Crédito: shutterstock
Sin lugar a dudas, la adolescencia es una de las etapas más problemáticas en la vida de una persona; sobre todo, si los jóvenes no reciben la contención familiar, social y educativa que necesitan para llegar a la adultez sin conflictos severos.

En el marco del simposio anual "La salud mental y el desarrollo del cerebro en la segunda década de la vida" -que fue dictado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos-, los investigadores explicaron cómo es el desarrollo del cerebro durante la adolescencia, cuáles son los factores que influyen en su crecimiento, cómo pueden convertirse en seres violentos y por qué las tasas de suicidio van en aumento.

En una nota que firma Ellen Barlow, que se titula "Under the Hood of the Adolescent Brain"y que se publica en el sitio web de la Escuela de Medicina de Harvard, se explican las conclusiones más importantes a las que arribaron los expertos que participaron en el simposio

Además de los médicos y académicos que expusieron sus posturas, un ex pandillero fue invitado al evento para contar su historia de vida, ya que pasó de ser un adolescente rebelde y muy violento a tomar conciencia de que estaba arruinando su vida y conseguir cambiar a tiempo.

Harvard Universidad 1170

Joe Sierra fue expulsado a los 12 años de la escuela y hasta hace dos años su vida transcurría entre la cárcel, las peleas callejeras, el tráfico de drogas y las armas. Pero un buen día, Sierra recapacitó y ahora puede llevar su testimonio a los adolescentes que van por el camino equivocado. "Decidí que estaba cansado de la cárcel, de luchar, y me di cuenta de que tenía que cambiar", dijo el ex pandillero frente a los académicos presentes.

Sierra reveló que consiguió este cambio gracias a un programa sin fines de lucro, Innercity Weightlifting, donde encontró a un mentor y a una comunidad que lo apoyaron para que puediera salir del infierno en el que vivía. Tal es su entusiasmo que el año pasado se convirtió en asistente de la gerencia de esa institución.

Las paradojas de la vida hicieron que Sierra hablara en el simposio junto a Gary French, un detective de policía retirado de Boston que lo había señalado como uno de los 350 pandilleros más peligrosos que había que eliminar de las calles. Ambos coincidieron en la necesidad de implementar más programas para transformar la vida de los adolescentes violentos.



"Con las imágenes que pueden tomarse en la actualidad a través de la resonancia magnética, MRI, podemos mirar debajo del 'capó' del cerebro adolescente", dijo Jay Giedd, profesor del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, San Diego, según publica Ellen Barlow en su nota en el sitio web de la Escuela de Medicina de Harvard.

Los 20 años de investigación de Giedd demostraron que el cerebro madura a medida que se va conectando y especializando. La corteza prefrontal es la última en madurar y ello no sucede antes de los 25 años, lo que implica que funciones ejecutivas como la razón, la planificación a largo plazo y el control de los impulsos no están en pleno funcionamiento durante la etapa de la adolescencia.

"Vemos tantas enfermedades mentales que comienzan durante la adolescencia porque hay muchas partes móviles que pueden ir mal", declaró Giedd. Aunque los adolescentes son vulnerables, "la mayoría se convierten en miembros felices y sanos de la sociedad", señaló el especialista.

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Por su parte, Ronald Kessler -profesor de Políticas Familiares de Salud de la Escuela de Medicina de Harvard- advirtió que las enfermedades mentales son el mayor problema al que se enfrentan los adolescentes del primer mundo. Probablemente el 90% de los trastornos más comunes -la ansiedad, los trastornos del estado de ánimo, las fobias específicas, la depresión grave y la fobia social- comienzan antes de la adolescencia. Y, a menudo, estos trastornos son el "comienzo de una enorme cascada de factores desencadenantes y problemas que continúan en la edad adulta" .

Melissa DelBello -quien se desempeña como codirectora de la División de Investigación de Trastornos Bipolares en la Universidad de Cincinnati- sostuvo que la desregulación del estado de ánimo ocurre en la adolescencia como parte de una serie de trastornos que incluyen la ansiedad, la depresión y la bipolaridad. Además, indicó que estas tres patologías son difíciles de diferenciar a la hora de ser diagnosticadas y, también, difíciles de tratar.

En la investigación de Mani Pavuluri -directora del Programa de Trastornos Pediátricos del Estado de Ánimo y del programa de Investigación del Cerebro Infantil de la Universidad de Illinois, Chicago-, se trazaron circuitos para las cinco regiones funcionales claves del cerebro involucradas en la desregulación del estado de ánimo. "Rastreando el efecto de las intervenciones médicas, se encontró que los estabilizadores del ánimo y los antipsicóticos trabajan en diferentes áreas del cerebro y se pueden utilizar en conjunto", cuenta Ellen Barlow en su nota.

Otro de los puntos claves que se trataron en el simposio fue el del suicidio de los adolescentes. En tal sentido, David Brent -quien encabeza una cátedra en estudios de suicidio en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh- reveló que se da en las familias a lo largo de las generaciones y que una persona cuyo padre se suicidó tiene un riesgo de dos a cuatro veces mayor de repetir la historia. Entre el 5 y el 10 por ciento de las personas que intentan o completan un suicidio padecen desórdenes mentales, mientras que el 90% de estos son enfermos psiquiátricos.

"A pesar de nuestros esfuerzos, cada década las tasas de depresión y de suicidio van en aumento en los Estados Unidos", expresó Maurizio Fava, profesor en la Escuela de Medicina de Harvard, vicepresidente ejecutivo del Departamento de Psiquiatría del Hospital General de Massachusetts y ex director fundador del Mass General Depression Clinical and Research Program.

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Fava expresó que existen modelos para explicar cómo los factores estresantes o desesperanzadores pueden llevar al acto suicida, pero que a veces los médicos clínicos no los notan. Según cuenta Barlow en su nota, el investigador afirmó que los trastornos del estado de ánimo ahora están siendo tratados de manera más agresiva. No obstante, una proporción sustancial de pacientes no responde a las terapias existentes. "Tenemos que desarrollar enfoques de medicación personalizados, pero aún no se sabe suficiente acerca de la compleja neurobiología", advirtió Fava.

Finalmente, Rolf Loeber - profesor de Psiquiatría en la Universidad de Pittsburgh- se refirió a los adolescentes y la violencia. El experto dijo que la violencia surge de una combinación de factores individuales, condiciones familiares, influencia de los pares y el entorno social, como su vecindario. Entre los factores de riesgo para que los jóvenes caigan en las redes de la violencia, se encuentra la baja motivación y ausentismo escolares, la delincuencia y la crueldad.

El simposio fue patrocinado por Harvard Catalyst / The Harvard Clinical and Translational Science Center
 

cuentos que sí cuentan: EXTASIS EN BARCELONA

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ÉXTASIS EN BARCELONA
MONÓLOGOS Y DIÁLOGOS DE UN ADOLESCESTE  

Un libro para hacer pensar a los adolescentes... Y a sus padres.

Cada sábado un fragmento.

 




MONÓLOGO V

 

Qué buena está la madre de mi amigo José. Qué buena está…”¡Sí señor, viva el Canto del Loco, viva el adulterio…! Eso sí, como alguien se acerque a mi madre lo descuartizo.

 

Bueno, ¡qué incoherente, no! A veces me viene la canción cuando me está apretando la madre de Joan con uno de sus abrazos… Pero no podría ser tan cabronazo de hacerle eso a Joan. Y más como está él ahora, internado por la mierda esa que le metieron en Pachá. Es que ni pensar en algo semejante. Y eso que aparte de buena pava, su madre está buena, buena… ¿Cómo le podría hacer yo eso a Joan? Cómo un amigo me podría hacer semejante barbaridad, a mi familia. Lo mato.

 

Sí, es sólo una canción. Pero, ¡coño!, se te pega, se te pega y al final, como está el mundo, uno no sabe.  Mi padre siempre fruncía el ceño cuando me oía escuchar esas canciones. ¿Qué me iba a decir? Ni le haría caso. Pero si lo piensas bien es una barbaridad lo que dice. Bueno, yo creo que lo importante es distinguir la realidad de la ficción. Esto es como las películas. Mientras no creas las tonterías que ves, ¡disfruta! Pero de todas formas algo se te queda ¿No? Nada, nada que hay que cuidarse.

 

Como lo del otro día en la fiesta de Marta. Fue bastante desagradable. El morreo que se dio con Elena… Sí, estaban bebidas, y las muy idiotas diciendo que “como en la película American Pie,  como en la película…”  Y luego vinieron las dos conmigo para ver si me acostaba con las dos ¡a la vez! ¡Guarras! ¡Ni que fuera Jorge!

 

Me ponen a parir los que se ponen en plan peli. Y mientras tanto la pobre de Mónica, en la misma fiesta, destrozada por culpa de Jorge. ¡Menudo disgusto, la pobre! La verdad que ahí sí he rezado para que las pruebas dieran negativo. Encima alguien me pasó hace poco por mail esa foto famosa, la del feto. La manita, que salía del vientre de la madre, agarraba el dedo del cirujano. ¡Impresionante! Me quedé helado. No sé por qué me imaginé, de repente, esa manita que, ya sin fuerza, empezaba a resbalar por el dedo del cirujano y que caía hacia el interior del vientre, para nunca más volver a salir… O peor, esa manita arrancada del brazo por unas pinzas ¡Qué horror! Esa noche me la pasé en la cama diciendo en mi imaginación a Mónica: ¡No lo hagas, no lo hagas!

 

A la mañana siguiente fui rápido con ella. Quise abrazarla, darle cariño, ese cariño que “de repente” desapareció de la boca de Jorge ¡Cabrón! Me daba miedo pensar que en esas circunstancias se podía quedar sola. Miedo que si se enteraban sus padres la rechazarían, le obligarían a lo peor… Yo, la verdad, recé con todas mis fuerzas. Si Dios existía no podía permitir eso ¿Qué mierda de Dios permite que se fastidie la vida de una chica o que no salga viva la manita de un niño de seis, cinco, cuatro meses…?

 

¡Qué mierda de Dios…! ¿Puedo decirle eso a Dios? ¿Tiene Dios culpa de que Jorge sea un cabronazo y que Mónica se haya dejado engañar? ¿No queremos libertad? ¿No queremos hacer lo que nos da la gana? ¿Por qué luego echamos la culpa a otros cuando las cosas no salen como queremos? La verdad, no sé.

 

Es como esos niños que se están muriendo de hambre y que se beben su orina (¡si tuviera tetas para que mamaran...!). “La culpa de Dios” ¿La culpa de Dios? La culpa de esos hijos de… que no paran de acaparar y acaparar, que venden armas y más armas, en países donde debían estar repartiendo patatas, azadas y tractores. Pero ¿por qué  Dios lo permite? ¿No puede con esos?, ¿o qué?

 

A mí las ganas de ser rico no se me quitan. Pero sólo de pensar que me puedo convertir en uno de esos desgraciados... Eso sí, no voy a ser tan idiota como los peace and love, que quieren solucionar el hambre del mundo con manifestaciones y yéndose de okupas. ¡Cada vez que pienso en Sandra…! ¡Ya le subiré yo la moral con un par de besitos…!  Pero primero que regrese y deje a esos lamebasuras.

 

Y Marta y Elena que se sigan morreando a ver en qué acaban. No creo que acaben en Madonna y Britney Spears.  La verdad que con tanta basura que te meten en la tele y en Internet, no me extraña que se acaben acostando las dos.

 

A veces no sé qué pensar con esto de las lesbis y los gays. Está claro que es la moda. Siemprete viene la curiosidad y a veces las hormonas colaboran. El otro día, en el vestuario del cole, estaba hablando con el guaperas de Carlos. Las chicas dicen que es muy sexi (casi como yo, ¡eso dicen!). Estábamos varios en la ducha. Te das cuenta que hay gente, a veces, que mira de reojo. Tal vez simple curiosidad… Tal vez sólo quieren ver si la tienes más grande que ellos… Pero hoy en día nunca se sabe. ¡Qué peligro eso de la curiosidad!  Es  como el porro. Si te gusta, estás frito. Mejor aguantarse, ¿no?

 

Como el gilipollas que detuvieron el otro día por quemar miles de hectáreas no sé en dónde de España. Creo que el tío empezó con la curiosidad de quemar un árbol en su casa. Era libre de hacerlo, ¿no? Natural, era su casa.  ¡Y acabas destrozando la naturaleza! ¡Natural! Qué porquería de contradicción. Bueno, a ver si con esta moda de vaqueros gays o de martas y elenas morreándose no se acaba el género… 

 

¡Pero es que te excitan por todas partes! Lo que está claro es que una cosa es la tele, la telebasura, y otra, muy distinta, tu vida. Vale que a veces no controles tu imaginación, pero te das cuenta que tienes que cortar, que si das un paso más la cagas, como la pobre de Mónica; o como el pobre de Joan…

 

Pienso mucho en la sonrisa última de mi padre. ¡Qué gozada! Como que a mí también me gustaría palmarla así. Puedes irte a la tumba sonriendo porque has cumplido con los tuyos, con dignidad. ¡Cuántas veces me decía lo de “nunca perder tu dignidad”! Yo me imagino que a mi padre también le costaría eso de la fidelidad. ¡No era precisamente una perita en dulce!

 

Me acuerdo un día, yo tendría unos siete años, que le echó un piropazo a una joven que pasaba por la calle. Creo que se debió dar cuenta de mi cara de asombro. Me acuerdo perfectamente lo que me dijo: “Es una broma, tranquilo. Tengo muy claro mi amor por mamá y por vosotros”.  ¡Eso! Tener claras las cosas, y luego las bromas que quieras. El problema de mucha gente es que no tienen nada claro. ¡Y qué caras les salen sus bromitas! No me imagino a mi padre dándonos mal ejemplo. Antes se metería un hierro por la boca.

 

Lo de su sonrisa última, definitivamente, no fue por el último chiste de suegras… Se fue en paz.

 

En esto la que sí me impresiona (siempre lo digo) es Silvia. Tiene las ideas clarísimas y eso que su padre vive con una, ¡veinte años más joven que él! Lo de no dejarse amargar por el ejemplo de su padre se lo ha tomado en serio. Sin duda es la pava que tiene las ideas más claras, al menos del grupo de la clase. Tengo que actuar más rápido…

 

El otro día que estuve en su casa, haciendo las tareas de dibujo técnico. Estuvo sensacional la conversación. De dibujo técnico poca cosa, pero valió la pena. Salió lo de Mónica y Jorge. Y yo que le digo lo que hablamos los tíos a cerca Jorge. Resulta que todos, ya hace tiempo, nos dimos cuenta (¡cosas del vestuario!) que la tiene muy pequeña. ¡De verdad! Se rió un montón. Es lo de siempre. Gallo que más corta tiene la cresta, más cacarea. Está claro que es complejo de inferioridad. Una inseguridad que tienen que tapar a base de lengüetazos y de sacarla a la primera de cambio.

 

Lo que te da rabia es cuando la víctima es una amiga tuya. Me contaba Silvia lo mal que se siente Mónica. Y que le duele un montón que otros chicos, que ya se han enterado, la tengan por una chica fácil, ¡vamos!, por una guarra. La comparaban con Marta y con Elena. ¡Qué desastre! Esas sí…

 

Silvia me contaba todo esto con una pena que me encandiló. Ésta si tiene fondo. Y no me refiero precisamente al culito súper guay que tiene. La verdad que ganas no me faltaban de meter mano, pero con todo lo que estábamos hablando se me quitaron… Bueno, las ganas no se me quitaron, pero sabía que en momentos así, ante personas así, había que contenerse. ¡Dignidad!

 

Fue fascinante que me comentara que ella era todavía virgen. Y no lo dijo con el tono de quien está deseándola perder cuanto antes. Era una conversación fuera de lo normal. Yo le dije que también era virgen. Era la primera vez que yo lo decía con tanta seguridad, casi con orgullo, al menos a una chica. Y es que a veces te da como vergüenza. Más cuando tienes fama de sexi… Muchas veces, los que ya han caído, te hacen sentirte bicho raro. Pero la verdad, cuando ves casos como el de Mónica, no te hace ilusión perder la virginidad, al menos así como así, como quien se come un churro.

 

O como el caso de Jaime. Estaba hecho polvo cuando me contó que la perdió con una tía que casi ni conocía. Y que fue horrible, porque no se puso bien el condón; por lo visto, más que un acto sexual, fue una actuación de malabaristas de circo.

 

Silvia me comentaba que ella no tenía ninguna prisa, que antes tenía que haber mucho cariño por medio, y hasta amor. Con chicas así ya sabes que no vas a perder la virginidad… ¡Habrá que esperar a Sandra…! Pero ¿Qué digo?, Silvia le da mil vueltas, con sexo o sin sexo. Además, a saber cuántos okupas han manoseado a Sandra. Lo siento por la pijita barata. Por mucho dinero que tenga, nadie le quita que sea mercancía de segunda mano… Un besito, ¡y basta!

 

Yo no me imagino a mi madre como Sandra. Además recuerdo  comentar a papá que para ser fiel en el matrimonio, hay que serlo antes. Me imagino que se refería a ser fiel a la novia. ¿Pero a qué novia? Bueno, querría decir que no te puedes ir acostando con la primera que te guste (¡Uf! Sería un caos…). Lo que tengo claro es que todos los que conozco que se han acostado “porque se amaban mucho” nunca han durado mucho… Y es el cuento de nunca acabar: a volver a buscar una que no sea de segunda mano. O que si lo es, que tenga la lección bien aprendida.

 

La verdad es que la conversación con Silvia me tranquilizó un montón. Todavía encuentras chicas interesantes… ¡y buenísimas! Es genial cómo ha superado lo de su padre; le da mil vueltas al don Juan conquistador de mozuelas (¡pederasta!).

 

Creo que su madre le ha apoyado mucho a salir del bache. Ya me he dado cuenta que la vigila bastante. A cada rato entraba en la habitación preguntando si queríamos algo. ¡Ya, ya! Se ve que me vio cara de cabrón y no se fió ni un pelo. Pero me parece bien. Se veía que a Silvia no le importa. Y se nota que se llevan muy bien y que lo comentan todo. Desde que se fue su padre han hecho piña y entre las dos están ayudando mucho a Laia, la pequeña. Lo malo son las veces que tienen que estar con él. La ley es la ley. Les molesta un montón, pero no deja de ser su padre…

 

Estuve un poco distraído, así que el tema de los dibujitos salió de pena. Silvia es de las que te miran fijamente. No se corta un pelo. Y te habla clara y directamente. Pero tampoco va de chulita. Y podría presumir mucho más su cuerpazo… Ese culito y esos pechos bien puestos, esas medidas de miedo, esa melena negra cayendo por su espalda, esos pómulos un poco marcados y esa nariz recta y elegante. Y qué me dices de esos labios carnosos, pero sin exagerar (como los de las que se operan). Y de esos ojos oscuros intensos, brillantes, interesantes, con unas pestañas de película… Y como que Silvia no necesita ir de: “aquí estoy”. Eso sí, viste con ganas. Tiene muy buen gusto. Pija pero sin pasarse. Se parece mucho a su madre. No entiendo cómo el tonto de su padre las dejó.  “¡Qué buena estaaá la madre de mi amiga Silvia! ¡Y Silvia, claro!” ¡Basta!. Veinte flexiones y a dormir. Y espero soñar con los angelitos, o mejor con las angelitas, y que una se llame Silvia…


Los jueves con Edu y Marta: MIRADA POSITIVA Y REAL DE LA ADOLESCENCIA

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El filósofo José Antonio Marina nos invita a una mirada positiva de la adolescencia ¡Bien!

En defensa de los adolescentes

 El autor defiende que si bien la infancia temprana es una época de especial sensibilidad para el aprendizaje, es en la adolescencia cuando las personas desarrollan sus grandes capacidades sentimentales e intelectuales

 

LOS PSICÓLOGOS conocen muy bien el fenómeno de las self-fulfilling prophecies, las profecías que se cumplen por el hecho de enunciarlas. Si digo a alguien con la suficiente constancia que es un inútil, posiblemente acabará siéndolo. En educación hablamos del efecto Pygmalión: las expectativas que tenemos sobre los alumnos influye decisivamente en los resultados de esos alumnos. Durante decenios se ha hablado de la crisis de la adolescencia, de la inevitabilidad de las conductas irresponsables, de la falta de madurez de los adolescentes y estos se han convencido de que eso es lo que esperamos de ellos. Y nos obedecen. Con ello se granjean una mala prensa. Abundan libros apocalípticos del estilo de ¡Socorro! ¡Tengo un hijo adolescente!, Mi adolescente me vuelve loco, Esos adolescentes que nos dan miedo, La vida desordenada, Manual para padres desesperados con hijos adolescentes o No mate a su hijo adolescente. Uno de los libro mas completos en español sobre adolescencia lleva como subtítulo Riesgos, problemas y trastornos. En una encuesta española sobre la opinión que tienen sobre los adolescentes madres, padres, educadores y personas mayores, la adolescencia se relaciona con promiscuidad, nocturnidad, malas relaciones familiares, drogodependencia, conductas antisociales. ¡Qué reputación! Para colmo de males, casi siempre que los adolescentes aparecen en los medios de comunicación es en relación con alguna situación problemática. Michel Fize piensa que «repetir tanto que la adolescencia es un problema induce en los jóvenes una actitud que viene a corroborar la imagen que se les envía».
Sin embargo, según el informe La Juventud en España, los adolescentes están mayoritariamente satisfechos con su vida. El nivel de satisfacción (una media de 7'6 en una escala de 1 a 10) se sitúa por encima de la media europea (7'3). Otras encuestas indican que la familia es el valor más importante para chicos y chicas y que, por regla general, la convivencia es buena. La concesión del premio Nobel de la Paz a una adolescente -Malala, la niña que estuvo a punto de morir por querer ir a la escuela- indica hasta qué punto estamos infravalorando la responsabilidad, la capacidad, el talento de los adolescentes. Los mejores expertos en esta edad nos lo están diciendo. Robert Epstein acaba de publicar un libro -Teen 2.0- acusando a los adultos de estar «infantilizando» a los adolescentes. Bernard Stiegler nos reprocha que les hayamos empujado a un consumismo feroz. William Damon, director del monumental Handbook of Child Psychology, de la editorial Wyler, afirma que al rebajar nuestras expectativas hacia ellos les estamos condenando a la mediocridad. Mihály Csíkszentmihályi habla de sus potencialidades en Talented Teenagers. Todos ellos creen que debemos cambiar nuestro modo de interpretar la adolescencia. Los adolescentes son mucho más capaces de lo que pensamos.
La neurología ha venido a confirmar esta nueva idea de la adolescencia. Ha descubierto que el cerebro adolescente sufre un profundo rediseño, que convierte esta edad en un período fundamental para el aprendizaje. Aumenta su eficiencia y rapidez, integra múltiples funciones, se desarrollan los lóbulos frontales, que son los órganos de la planificación y la decisión, se reconfiguran las sinapsis. Como dice una neuróloga especializada en el tema, Linda Spears, «es tal vez la última gran oportunidad para costumizar el propio cerebro», es decir, para diseñarlo de acuerdo a nuestros planes. Los neurocientíficos especializados -como Sarah-Jaynes Blakemore- insisten en que muchas de las conductas que atribuimos a la adolescencia no tienen su causa en la llamada «invasión hormonal», en lo que Spears llama «el mito de la furia hormonal», sino en la profunda remodelación del cerebro. El niño había aprendido a conducir un ciclomotor y se encuentra al volante de un Ferrari: su cerebro. Y un motor de tanta potencia es admirable, pero exige aprender a conducir de nuevo.
Durante décadas hemos estado diciendo que la gran época del aprendizaje era la primera infancia. «Los tres primeros años duran toda la vida», decía un lema que hizo fortuna. Ahora ya sabemos que esto no es así. Aprendemos durante toda la vida. Sin embargo, hay dos épocas de especial «sensibilidad cerebral para el aprendizaje»: la infancia temprana y la adolescencia. Estamos cuidando la primera, porque el mensaje ha calado en la sociedad. Por desgracia, no ha sucedido lo mismo con la segunda. De tanto insistir en lo problemático de la adolescencia, no hemos explotado su formidable capacidad. Por eso he emprendido una campaña en defensa del talento adolescente. Es el momento en que las personas desarrollan sus grandes capacidades de actuar, que ejercerán durante el resto de su vida. Es la edad en que aprendemos a tomar decisiones y, de hecho, tomamos algunas que influirán en toda nuestra vida. Debemos aprovechar esta irrepetible oportunidad educativa, que ahora estamos despilfarrando. El talento no está antes, sino después de la educación, y si tomamos en serio que durante la adolescencia se desarrolla el talento, maltrataríamos a nuestros jóvenes si no la cuidáramos. Y no lo estamos haciendo. La adolescencia se ha ampliado en nuestra cultura para evitar que los niños entraran demasiado precozmente en el mundo del trabajo. Esa ampliación tenía un motivo estrictamente educativo. Sin embargo, una vez tomada tan justa decisión no sabemos como educarlos.
El viejo paradigma de la adolescencia está cambiando. Tanto UNICEF como el Banco Mundial han advertido que la educación de la adolescencia es la que asegura el progreso. Acabo de hacer una revisión sobre nuevos métodos de educación positiva de los adolescentes para el Centro Reina Sofía para la Adolescencia, y en la Universidad de Padres los hemos puesto en práctica. La pedagogía adolescente es diferente a la pedagogía infantil. Podemos dirigir el aprendizaje del niño, pero tenemos que conseguir que el adolescente tome las riendas de su aprendizaje, se haga cargo de los mandos. ¡Pero si eso es lo que nos está pidiendo a todas horas! La búsqueda de la propia identidad, la necesidad de independencia, la negociación con la propia infancia, el establecimiento de nuevas relaciones familiares, no son sino manifestaciones del cambio neuronal del que les he hablado. También lo es la asunción de responsabilidades, cosa que nos resulta difícil de comprender.
Y LA PRIMERA responsabilidad es la de definir su personalidad. Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, recomienda explicarles el nuevo paradigma -más exigente pero más optimista- a los adolescentes. Hacerles conscientes de que es la época en que pueden ampliar sus posibilidades. Saber que pueden mejorar su inteligencia, gestionar mejor sus sentimientos, cambiar aspectos de su personalidad, produce en los alumnos una productiva euforia. Su ansia de libertad se concreta entonces en liberarse de limitaciones y miedos personales injustificados. Martin Seligman, Angela Duckworth y Cyril Feurstein proponen programas sectoriales que podemos aprovechar. Es conveniente también contarles las historias de adolescentes que han hecho cosas importantes, y que no son niños prodigio, sino niños que han aprovechado la energía de su edad, y han sabido desarrollar una pasión. Malala, la pasión de aprender. Richard Branson, el fundador de Virgin, la pasión de emprender. Lauda Dekker, la navegante que dio la vuelta al mundo en solitario a los 14 años, la pasión por navegar. Susan Polgar, la pasión del ajedrez, y en muchos niños y jóvenes la pasión solidaria que los llevó a fundar minúsculas ONG, que después triunfaron.
Espero que esta nueva idea de la adolescencia, más vigorosa, exigente y optimista, penetre en nuestro sistema educativo, que vive horas de impotencia ante esa edad. De lo contrario, estaremos perjudicando a nuestros adolescentes. Mientras llega ese momento, se la cuento a ustedes, para que nos ayuden a cambiar el modelo. Pueden encontrar más información en www.universidaddepadres.es.


José Antonio Marina es filósofo.


 

mi archivo secreto: LOS ADOLESCENTES Y EL CINE DE TERROR

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¿Ayuda realmente a quitar los propios miedos de la edad? ¿Saben distinguir ya la ficción de la realidad? ¿En verdad no fomenta la violencia? Considero interesantes los puntos de vista de este artículo, pero me dejan con dudas.

Cine de terror como 'Annabelle', un desahogo para adolescente

Por AFP
Jornada,unam.mex
 
                  
 
París.
 
El ruidoso estreno de Annabelle y de la versión remasterizada de La masacre de Texas demuestran que las películas de terror siguen teniendo su público, sobre todo entre los más jóvenes.
Cuarenta años después de su creación --y de su inmediato retiro de las pantallas en varios países--, la motosierra de Texas vuelve a aterrorizar y deleitar a los fans de este filme de culto dirigido en 1974 por Tobe Hooper.
"Los adolescentes adoran todo lo que es tabú, prohibido o aterrador, porque eso les recuerda la angustia de lo desconocido y el misterio de la edad que atraviesan", destaca Tom Nunan, profesor de la UCLA School of Theatre Film and Televisión de Los Ángeles. "Es un desahogo perfecto para los terrores que genera la adolescencia".
"El tema es asustarse para dejar de tener miedo", explica Alex Lefebvre, profesor de psicología clínica de la facultad de Bruselas. "Es como si les permitiese prepararse a ver situaciones horribles".
"La mayoría de la gente sabe diferenciar entre ficción y realidad", agrega el profesor. "Esa frontera puede ser más porosa en la adolescencia pero los jóvenes frágiles rara vez van a ver películas de terror", un pasatiempo practicado a menudo en grupo "en el que cada cual actúa de apoyo para el otro".
Los incondicionales de las películas de terror interrogados evocan por su parte el placer de tener miedo "en total seguridad" y la diversión que les aportan ese tipo de filmes.
Alexandre Prot, de 32 años, creador de un sitio especializado en internet, menciona por su parte "un sentimiento de miedo que no se puede experimentar en ninguna otra parte en nuestras vidas --al menos eso esperamos-- sensaciones extraordinarias, un poco como las montañas rusas, un pico de adrenalina".
Todo sin correr riesgos, en el confort de las salas de cine o de su sofá frente a un DVD.
 
Momento de comunión
 
Jack Parker, seudónimo de la animadora de 27 años de un blog sobre filmes de terror, dice que siempre va en grupo al cine y que le encanta juntarse con la comunidad del género (directores, actores, admiradores) en los festivales.
Durante la proyección de REC, una de las películas de terror más famosas de la última década realizada por los españoles Paco Plaza y Jaume Balaguero (2007), "todo el mundo dejaba de respirar o gritaba al mismo tiempo en la sala", recuerda Alexandre Prot, que evoca un momento de "comunión".
Annabelle, de calidad muy mediocre según los fans, tuvo que ser retirada de las salas en Francia porque los adolescentes llegados en bandas al cine perturbaban las proyecciones gritando, arrojando palomitas de maíz y provocando otros disturbios.
Las películas de terror "nos ponen frente a nuestros miedos y nuestras pesadillas y es por eso que a veces desencadenan risas. Es un desahogo", dice Laurent Aknin, autor de un libro sobre el género.
Según él, las películas de terror o el heavy metal no traumatizan a los adolescentes y menos aún los convierte en potenciales asesinos. "Es un período en el que se necesitan experiencias fuertes y entonces mejor verlas en el cine, en total seguridad".
Alex Lefebvre no alienta a ver películas de terror, pero tampoco preconiza prohibirlas.
Los videos o imágenes en internet sacados de la realidad, ya sean fotos de chicas adolescentes desnudas distribuidas sin su consentimiento o escenas de violencia real, "son mucho más impactantes", advierte. "Allí ya no está el parachoque de la ficción" y son mucho más destructivas para el psiquismo de un individuo.
"La realidad nos reserva cosas mucho más terribles", remata Alexandre Prot.
 
 

temas complejos: ¿EDUCAMOS PARA LA CREATIVIDAD?

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Pautas para formar el talento pero sin caer en extravagancias...


La buena escuela no asfixia la creatividad
Todos tenemos una faceta imaginativa que despierta en la infancia y va apagándose con los años
Algunos expertos creen que las reglas escolares castran, otros subrayan sus beneficios sociales y cognitivos
Elisa Silió 2013
HEBER LONGÁS / EL PAÍS
Tendemos a ver la creatividad como algo chic y elitista, solo al alcance de unos pocos privilegiados. Así lo interpretó en 1999 el psicólogo social Howard Gardner en Inteligencia reestructurada: múltiples inteligencias para el siglo XXI. Sin embargo, con los años se va imponiendo la visión democrática de Ken Robinson, convertido en todo un gurú para un séquito de pedagogos. En opinión de este educador y conferenciante de masas, “todo el mundo es capaz de tener éxito en algún área si se dan las condiciones precisas y se ha adquirido un conocimiento relevante y unas habilidades”. Hasta ahí todos satisfechos. El problema llega ahora. Según este británico, la escuela mata esta creatividad que no tiene por qué ser artística, como solemos imaginar, sino científica o social.
Según Robinson, al profesor solo le interesa que se conteste lo que está en los contenidos del temario, lo que provoca la frustración de aquellos niños que son más arriesgados y a los que les gusta improvisar. Eso provoca que cada vez se atrevan menos a pensar de manera diferente por miedo a equivocarse. Tienen un comportamiento más rígido y convergente. Todo ello, en opinión del pedagogo, tiene su origen en una escuela anacrónica concebida durante la revolución industrial pensando en la producción en cadena. Un esquema que casa mal con una sociedad basada cada vez más en los servicios y el conocimiento.
 
 
 
 
El filósofo José Antonio Marina en el blog de su proyecto Observatorio de la Innovación Educativa se muestra disconforme: “Este tema no se puede despachar a la ligera. No se puede desprestigiar la respuesta correcta, como hace Robinson. No hay una solución creativa a la tabla de multiplicar, ni se puede mezclar Napoleón con Harry Potter en un relato histórico. Tampoco se puede ensalzar tanto el pensamiento divergente que se anule el pensamiento convergente”.
El tiempo es fundamental para que las ideas fluyan", dice una profesora
“La escuela fagocita la creatividad si tiene un punto de vista tradicional y se aplica la metodología de siempre. Pero sí que hay profesores que saben desarrollarla”, opina Beatriz Valderrama, autora de Creatividad inteligente: guía del emprendedor (Pearson, 2012). “Es bueno ir a la escuela infantil. Tiene grandes beneficios cognitivos y sociales. Estar con otros niños les despierta la inteligencia emocional. Conocen otros mundos, aprenden a compartir y desarrollan capacidades motrices”. Algunos informes muestran que la escolarización temprana mejora el rendimiento académico, pero los principales factores determinantes del éxito escolar siguen siendo el origen social y el nivel formativo de los padres.
Niños del colegio Aldebarán de Tres Cantos (Madrid). / Gorka Lejarcegi
La Enciclopedia de malos alumnos y rebeldes que llegaron a genios, de Jean-Bernard Pouy, Serge Bloch y Anne Blanchard, pasma con un listado de personalidades que, curiosamente, solo incluye un nombre femenino, Agatha Christie, la reina de la novela negra. El físico Stephen Hawking no aprendió a leer hasta los ocho años; Evariste Galois, padre del álgebra moderna, no pasó dos veces la prueba de acceso a la Escuela Politécnica de París; de John Gurdon, reciente premio Nobel de Medicina, la elitista escuela Eton escribió “no tiene posibilidad de estudiar una especialidad. Sería una perdida de tiempo para él y para los que deberían enseñarle”; Thomas Edison, inventor de la bombilla eléctrica que obtuvo más de 1.000 patentes, estudió en casa con su madre porque fue expulsado del colegio... La lista es interminable: pintores (Dalí, Picasso, Cezanne, Leonardo), escritores (Dumas, Balzac), músicos (Verdi, Debussy) o mandatarios (Napoleón, Churchill). Y no faltan genios contemporáneos —demostrando que al menos en las últimas décadas el sistema ha fallado— como Larry Ellison, Bill Gates y Steve Jobs.
La creatividad sirve para solventar conflictos, innovar, relacionarse mejor
El niño convive de forma progresiva con el mundo desde que empieza a comer y dormir, y estas primeras etapas tempranas son especialmente arriesgadas, pioneras y prometedoras. Es lo que el psicoanalista Sigmund Freud llamaba “inteligencia radiante”. Mientras que Goethe, en la misma línea, aseguró en su obra Poesía y verdad: “Si los niños continuaran creciendo con la misma fuerza, contaríamos con cientos de genios”.
Las maestras de infantil Arantza de las Heras y Rosa Fernández se dieron cuenta en cuanto empezaron a ejercer de que “perdían” algunos niños cuando se les obligaba a sentarse a hacer fichas y seguir un libro con tres años. Así que en las aulas del colegio público Aldebarán en Tres Cantos (Madrid) los alumnos de cinco años desarrollan su creatividad cada uno a su ritmo. Cada mañana se reúnen en asamblea y deciden qué quieren hacer, y las maestras encauzan sus deseos. “No se trata de decir: haz lo que quieras. Le planteas preguntas y luego él opta por lo que quiere hacer”. Sin olvidar que a través del conocimiento del sistema solar se puede introducir lógica matemática o lectoescritura.
Montse Julià, directora del centro Montessori-Palau (Girona), cree a pies juntillas la teoría de Robinson. “El niño no puede estar sometido a una rutina de asignaturas en un colegio en el que solo se le enseña a obedecer unas órdenes”. Por eso en las enseñanzas infantil y primaria de su colegio cada uno va por libre —“el tiempo es fundamental para que las ideas fluyan”— y se juntan en el mismo aula niños de tres a cinco años y de seis a ocho. “Así juegan tres papeles. El de pequeño, que tiene como referente al mayor; el de mediano, y el grande, que consolida lo aprendido”.
El maestro del método Montessori planifica algo nuevo cada dos días, y cada cual decide si va a hacer sumas, leer o aprender ortografía. “Solo hay un horario para el comedor y para clases especiales: educación física, violín..., cuenta Julià. “Es muy positivo. Los fundadores de Google cuentan en un vídeo que si han sido innovadores porque con Montessori tuvieron flexibilidad en el aula, espacio para pensar”.
Desarrollar su inteligencia emocional es tan importante como su faceta creativa
Pensar con los dos lados del cerebro. El lado derecho resuelve los problemas algorítmicos, que son aquellos con una solución fija (una resta, por ejemplo) porque se solucionan aplicando una regla. Y el izquierdo, se preocupa de los problemas heurísticos, cuya respuesta hay que inventarla porque no hay a qué agarrarse. En este lado se concentra nuestra creatividad, fantasía o expresión de las emociones (ver gráfico).
Asesine o no la escuela, lo que está claro es que el papel que juegue el maestro es de vital importancia. Caroline Sharp en su artículo Desarrollando la creatividad infantil: ¿qué podemos aprender de la investigación? sostiene que “tolerar la ambigüedad, plantear preguntas con distintas respuestas, animar a la experimentación y a la persistencia y felicitar al niño ante una contestación inesperada”. Todo eso sin perder de vista que el alumno tiene además que “aprender a juzgar cuándo es apropiado divergir y cuando debe mostrarse de acuerdo”.
Son las diez de la mañana y los alumnos del Aldebarán eligen el color de su cartulina. En ella pegan su retrato preferido y decoran la hoja a su gusto. De casa han traído botones, trozos de tela, poliespan, pegatinas... y el resultado es asombroso. Paula titula Sorpresa y solapa su foto con su retrato dibujado; Darío cambia la O de su nombre por un botón; Alicia, que ha optado por un cartón mucho más grande, homenajea a su gata Amaya con una delicadeza que muchos quisieran... De fondo suena Nena da Conte, la música favorita del alumno de la semana. Bailan un poco y siguen con su tarea, salvo uno de los niños que no quiere hacer nada y la profesora le permite que se recueste en el suelo. Ellas opinan que es fundamental la implicación de las familias. Cada viernes —son dos clases de 14 niños— los padres de un alumno comparten con el resto alguna afición de su hijo. Por ejemplo, pintan galletas con ellos.
Se necesita gente creativa para potenciar el desarrollo social y económico del país
La pregunta que se plantean los expertos es: ¿cuándo los niños empiezan a perder el asombro y las ganas de aprender que les hace creativos? Coinciden en que esto sucede hacia los seis años. Lo que no parece tener respuesta clara es si esto ocurre por mera madurez o por las convenciones sociales impuestas en el aula.
Desarrollar su inteligencia emocional es tan importante como su faceta creativa. Por eso en Tres Cantos tienen colgados en la puerta carteles de cinco estados de ánimo. Cada mañana expresan sus emociones, que cambian a lo largo de la jornada, colocando su nombre debajo de un estado. No falla, después del recreo varios muestran su enfado.
Es indiscutible que la infancia es la mejor edad para aprender a aprender y para sentar las bases de la cooperación y la resolución de problemas, pero hay quien ha empezado a poner en duda que sea la etapa de la vida más creativa. Mark Brackett, director del Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale, lo planteaba hace unos días: “Hay también informes que dicen que la creatividad crece cuando eres adulto porque te conoces mejor a ti mismo, a tus emociones”.
Balzac decía: no existe gran talento sin gran voluntad
El Centro de Inteligencia Emocional nace ahora de la colaboración de la prestigiosa universidad y la Fundación Botín, que abrirán en Santander un centro de arte que aspira a ser referencia mundial. Juntos estudiarán cómo canalizar la creatividad a través de las artes, convencidos de la necesidad de contar con una ciudadanía creativa no solo por su bienestar individual, sino para potenciar el desarrollo social y económico del país. Aprovechar ideas que surgen como respuesta a un sentimiento artístico. “Aunque sean negativas. Como la célebre frase de Woody Allen saliendo de la ópera: ‘Cuando escucho a Wagner más de media hora me entran ganas de invadir Polonia”, ironiza Brackett.
“Yo siempre he tenido clara la importancia de la creatividad, pero mucha gente no. Quizá desde que llegó la crisis y se empezó a hablar de emprendimiento la cosa cambió y hay más interés por la capacidad de crear”, argumenta Íñigo Sáenz de Miera, director general de la Fundación Botín, que pone en marcha cada curso talleres creativos en 80 colegios.
“La creatividad es una forma de mirar y resolver los problemas de la vida. Hay que cambiar la actitud. Sirve para todo en la vida: para solventar conflictos, innovar, relacionarse mejor”, anima Valderrama que trabaja esta faceta en un máster de Educación Secundaria para futuros maestros. Ella observa cómo estos estudiantes desconfían de tener capacidades creativas y trata de estimularlos para que venzan esa barrera. “La creatividad es no es un talento innato. Hay que exponerse a estímulos creativos que no sean de las áreas habituales —películas y libros de otros géneros—, pararse a pensar, cuestionarse las cosas. Balzac decía: no existe gran talento sin gran voluntad. Y tenía razón. Parece magia, que un día a un inventor se le enciende la bombilla cuando detrás hay muchas horas de trabajo. Se necesita compromiso y pasión”.
Hay otros factores que parecen menores sin serlo. Como el tamaño y la disposición de la clase, el patio o jardín, la calidad del equipamiento y los materiales o el acceso a otros ambientes. “Es bueno que las aulas sean grandes para que el niño de un vistazo vea todos los materiales con los que puede aprender sin tener que recordar. Y los niños no están todo el día sentados. A veces se sientan en el suelo y hay que respetar su espacio”, sostiene Julià.
Creatividad pero con los pies en el suelo. El doctor Frank Emanuel Weinert, que trabaja con niños superdotados, lo describe así: “Kant decía que no se puede llegar a viejo sin haber creado diferentes hábitos a modo de esqueleto. No puede ser que cada día haya que encontrar razones para lavarse los dientes. Eso no lo aguanta la naturaleza humana”.
 
 

cuentos que sí cuentan: EXTASIS EN BARCELONA (6)

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ÉXTASIS EN BARCELONA
MONÓLOGOS Y DIÁLOGOS DE UN ADOLESCESTE  

Un libro para hacer pensar a los adolescentes... Y a sus padres.

Cada sábado un fragmento.

 


MONÓLOGO VI

 

Ojalá  no hubiera sonado el despertador. Ojalá me hubiera quedado hundido en el colchón todo el día. Yo que siempre presumo de mucha voluntad porque salto de la cama a la primera. Ojalá me hubiera partido la cabeza al saltar… Es que hay veces que la cagas tanto que quisieras desaparecer durante un tiempo del mapa, quisieras dejar de ser un adolescente estúpido. Aunque al final acabó la cosa bastante bien.

 

         Todo iba bien hasta la comida. Inclusomuy muy bien. En el patio logré acaparar la atención de Silvia. Fue de esos momentos que tienes labia para rato. Le hice reír un montón. Como que hubo algunos que quisieron acercarse a ver qué pasaba. Pero ya me encargué yo, elegantemente, de que nadie interrumpiera. Fue tan descarado que al llegar a clase Carlos me dijo que me dejara de tonterías y que le dijera de una puñetera vez a Silvia que saliese conmigo.

 

         Todo iba bien hasta que empezamos a comer en casa, los cuatro. Mamá estaba en muy buen plan. Se le veía contenta. Sin poner ninguna cara larga me soltó, de repente, que estuvo hablando con el tutor en la mañana.  Yo casi me trago la cuchara. Creo que fue muy evidente, pues Carmen y Andrés se echaron a reír. Me puse serio y le pregunté a mamá que qué había dicho ese Patillas.  El tono de mamá seguía siendo muy afable, por más que yo hubiera querido luego pensar que las amenazas llegaban de aquel lado de la mesa. Medijo, con una mirada acogedora, que el tutor no estaba nada contento conmigo. Y me soltó, casi riendo, que le había recomendado que me castigara por una temporada sin moto…

 

Era evidente que no era la intención de mamá. No hubiera tocado el tema en la comida. Era evidente que mamá lo estaba haciendo con todo el cariño del mundo. Pero cuando yo oí eso de “castigarme sin moto” fue como un cruce inmediato y letal de cables. Empecé a echar pestes del metomentodo del Patillas. Empecé a recriminar a mi madre que no me hubiera avisado de esa cita. Empecé a calentarme más y más hasta que solté lo que no tenía que soltar. Vomité lo que me tenía que haber tragado. Solté el veneno estúpido de un estúpido adolescente que no piensa lo que dice. Le dije, con toda la furia, que papá no hubiera actuado así, que él sí sabía hacer las cosas…

 

Se me quedó mirando atónita. Sus ojos, fijos en mí, se empezaron a cristalizar y a entristecer amargamente. No había nada de odio. Sólo pena, mucha pena. Se levantó y se fue a su habitación. Los cuatro ojos de Carmen y Andrés sí tiraban chispas contra mí. Me dijeron a la vez: “eres un gilipollas”. Y se fueron también. Me quedé sólo. Seguía furibundo. Mi moto nadie me la toca. Seguía lleno de ira. Qué derecho tiene el Patillas a meterse en mi vida. En medio de esa ira, había un retortijón de estómago. La había cagado. Pero no era momento para reconocerlo. Preferí escudarme en mi asquerosa ira de adolescente herido. Me levanté, cogí el casco y las llaves de la moto y desaparecí de ese infierno… Infierno que yo mismo había creado. Me subí nervioso a la moto y salí saltándome no sé cuántos semáforos en rojo. Corrí lo más posible, pero el infierno me perseguía… Era mi ira.

 

Apretando más pensé que se me pasaría. Ni hablar. Fue necesario un pequeño susto con un autobús para empezar a tranquilizar las cosas. ¿Siempre hacen falta sustos para que empecemos a reflexionar? ¿Es necesario que un amigo se mate en la moto para que yo use la cabeza? ¿Es necesario que alguien conocido tenga un coma etílico para que yo me controle? ¿Es necesario que me den una paliza para que me tranquilice? ¿Por qué no puedo pensar dos veces las cosas antes de reventar? ¿Por qué no puedo contar hasta diez antes de cagarla tan soberanamente como lo acababa de hacer con mamá?

 

Llegué hasta la montaña. Me salí de la carretera, donde nadie me viera. Me saqué el casco y empecé a llorar como un niño. ¿Por qué soy tan mierdas? ¿Cómo puedo hacerle eso a mamá? ¿Cómo puedo decirle que papá lo hacía mejor? ¿Cómo se puede ser tan cabrón y tan injusto en la vida? Dónde está el sentido de justicia de los adolescentes: en la mierda, cuando no se piensa dos veces las cosas. Dónde está la gratitud hacia quien te ha dado todo: en la mierda, cuando se pone por encima de ellos una mierda de moto. Dónde está el deseo de hacer todo bien, cuando además sabes que tu padre te ve desde allá arriba: en la mierda, cuando no te controlas y no aprietas a tiempo el freno.

 

No podía parar de llorar, y qué bien. Necesitaba reconciliarme conmigo mismo antes de ir con mamá. Necesitaba reconocer mis fallos. Necesitaba darme cuenta de lo que realmente soy. Darme cuenta de que un adolescente, por mucho que le cueste, también se equivoca. Y que se equivoca, normalmente, más que los demás, más que los mayores… Puedo ser un gilipollas, pero engañarme a mí mismo, eso sí que no.

 

Cuando me  serené un poco, y se me acabaron las lágrimas, me di cuenta que ante mí se presentaba un panorama impresionante. Se veía toda Barcelona. Un poco a la derecha, el Camp Nou. En frente, toda la cuadrícula del Ensanche. A la izquierda las torres de la Sagrada Familia y el Supositorio, la torre Agbar. Se veía perfectamente el mar, incluso algunos barcos veleando. Era una vista fabulosa. Y encima de mi cogote el Tibidabo, con el Jesús como abrazándonos a todos. La brisa excelente y la visibilidad como nunca. Serían mis lágrimas que limpiaron porquería acumulada… Una contemplación así te ensancha el espíritu. Tienes ganas de grandes cosas. Tienes ganas de ser alguien, de hacer algo que valga la pena. Note apetece ser uno más del montón. No te apetece hacer estupideces toda la vida, como la que acababa de hacer yo con mamá. Cuánto estúpido hay por ahí suelto, y yo, con todos mis errores, no quería ser uno perpetuo.

 

En ese momento me acordé que justo esa tarde tenía que verme con La bruja para el trabajo de síntesis. Estaba a diez minutos del cole pero no había ánimos. Llamé a Carlos para que me hiciera el favor de inventarse algo para La Bruja. Yo lo terminaría de arreglar al día siguiente. Es profe enrollada y no habría problema. Ahora tenía que aprovechar el momento filosófico… Además, cómo podía dejar así como así las cosas con mamá. Lo primero es lo primero. Si Silvia supiera de esto… ¡Qué vergüenza! Con lo bien que se lleva ella con su madre... ¡Tan eufórico que estaba yo en la mañana con el éxito del patio! Qué fácil echar todo a perder.

 

 Desde donde estaba, los coches de la ciudad se veían diminutos. Yo me imagino que es la visión que tendrá papá desde allá arriba: todo enano, diminuto, como sin importancia. Como una maqueta de juguete. Pero la vida no es un juego, aunque te juegas todo en ella. Me imagino que papá lo ve así. Se jugó su puesto allá arriba. ¿O dónde estás, papá? ¿Me escuchas? Yo no quiero ser un estúpido con mamá. Por favor, ayúdame. Yo quiero controlar mi ira. Yo no quiero ser como esos que pierden su vida en tonterías. Yo quiero vivir dignamente, como tú. Hacer algo que valga la pena. Quiero hacer algo por esos niños mutilados, por los que no tienen qué comer. Quiero hacer algo para que este mundo no sea tan asqueroso. Quiero, al menos, dar un sentido a tanta porquería…

 

Tenía que empezar con algo. Lo primero era volver a casa y tener las narices de pedirle perdón a mamá. Papá me decía que fuera de casa yo era una “monada”, que todos sus amigos le hablaban maravillas de mí, de mi educación, de lo agradable que era. Pero que en casa era un petardo. Que eso no era posible. Que los grandes hombres empezaron barriendo su casa. Creo que en eso, papá tenía razón. Qué narices voy a cambiar en el mundo si primero no cambio mi actitud en casa, si primero no pongo orden en lo primero.

 

Llegué a casa un poco miedica. Pero todo fue mucho más fácil de lo que esperaba. Entrar en casa, ver a mamá y echarme a sus brazos, llorando como un niño, fue todo una cosa. Fue impresionante el apretón que me dio. Ni me dejó decir nada. En seguida me preguntó si había logrado comer algo. Que ella me preparaba algo en seguida. ¡Qué barbaridad! Lo que son las madres. Y uno preocupado más de su moto que de la paz familiar… Cuando Carmen y Andrés llegaron y vieron que mamá y yo ya habíamos fumado la pipa de la paz también participaron de la fiesta. La tarde terminó super serena, como yo quería. Estuvimos hablando de tonterías, delante de la tontera de la televisión; pero fue estupendo. Estupendo por el hecho de estar todos juntos, en familia, sin tener que aguantar las gilipolleces de un adolescente tocahuevos.

 



mi archivo secreto: ¿LE DEJAMOS LEER SAGAS DE VAMPIROS, ZOMBIS Y DEMÁS DEMOGRAFÍA?

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Unos dicen que al menos leen... Otros que ese tipo de lectura no les inicia realmente a la gran literatura... Qué pensar.

¿Deberían los adolescentes leer literatura juvenil?

Semidioses malhablados y vampiros imberbes reavivan el debate sobre la calidad de las novelas destinadas a los más jóvenes

Miqui Otero31 OCT 2014
elpais.com
          

cordon press
 
Los niños siempre han aprendido con los dibujos animados. Ya sea mitología clásica (Seiya peleando en el Tearo Epidauro para hacerse con la armadura de Pegaso en Los caballeros del Zodiaco), anatomía y medicina (los glóbulos blancos con uniforme de policía en La vida es así) o literatura de viajes (Willy Fogg pasando apuros en el Mar de China). Y, sin embargo, el debate sobre si habría que fiscalizar las lecturas infantiles y juveniles con resonancias más elevadas sigue vivo. Muchos de los que se mostraban especialmente estrictos ahora son, precisamente, los que devoraron aquellas series, u otras parecidas.
 
Neil Gaiman fotografiado en el hotel Covent Garden de Londres / Cordon Press
Si asignáramos un capitán para cada bando en esta discusión, el de los que piensan que cualquier libro es válido mientras que los muchachos lean sería el gurú fantacientífico y escritor superventas Neil Gaiman. Hace un año, defendía en una conferencia en Londres que “no existen los libros malos”. Según él, es un síntoma de esnobismo y de ignorancia sugerir que los tebeos o la literatura Young Adult (tan exitosa en la actualidad; autores como James Patterson han vendido más de 300 millones de ejemplares) son tóxicos para los lectores en ciernes, ya que la ficción es siempre la getaway drug (expresión que se refiere a cómo una adicción menor puede conducir a otras mayores) para forjar lectores adultos omnívoros y solventes. “No les dejéis leer lo que disfrutan (…) y conseguiréis una generación convencida de que leer es poco guay y lo peor, una molestia”, afirmó en esa charla el creador de The Sandman.
 
En el otro lado del ring encontraríamos a Tim Parks, que en un texto publicado en el blog de New York Review of Books afirma que enrolarse en las tropas de los que defienden la postura de: No me importa que la gente lea Crepúsculo porque eso los llevará a leer cosas más elevadas, no tiene sentido. Según él, acostumbrarse demasiado a fórmulas repetitivas o a personajes pobres acentúa la pereza, así que ve improbable que pulir los clásicos o hacer de ellos versiones demasiado abreviadas o actualizadas desemboquen en Proust o a Shakespeare. Propone, en definitiva, que los niños empiecen directamente con Romeo y Julieta.
The Wall Street Journal criticó las Young Adult Novels tildándolas de demasiado sencillas y oscuras
La polémica lleva muchos meses encima de la mesa. The Wall Street Journal criticó las Young Adult Novels, que en realidad casi sostienen el mercado editorial anglosajón, tildándolas, además de demasiado sencillas, de demasiado oscuras (suicidios, autoflagelo, sangre…). Ese argumento es similar al que empuñaban hace años los que culpaban a Marilyn Manson del desenlace de algunos adolescentes atormentados. Una articulista del portal Slate iba más allá y esgrimía que cualquier mayor de edad que leyera esas sagas adolescentes debería sentir vergüenza. Quizás no tenía en cuenta que, aun escritas en teoría para más jóvenes, un 55% de sus lectores tienen más de 18 años. El debate se propagó hacia el resto de cabeceras, desde las más pujantes como Flavorwire hasta las más consolidadas como The New York Times. Los defensores argumentaban que un adulto no puede meterse en la cabeza de un adolescente y, sobre todo, no debe olvidarse de que algún día lo fue.
 
Si los jóvenes estadounidenses encumbraron en su día a los X-Men o a Spiderman fue, entre otras cosas, porque planteaban que la poca integración se puede deber no a una inferioridad, sino a una tremenda superioridad, no a una tara, sino a un superpoder. Es el caso de Percy Jackson, expulsado de muchos colegios y que, en teoría, padece dislexia y no se puede concentrar. En realidad, lo que le sucede es que es un semidios, hijo de un dios y una mortal. Y las aventuras que le esperan son las propias de su poder y de su árbol genealógico, pero, he aquí la clave, serán explicadas no con el lenguaje de la mitología clásica, sino con el de los jóvenes de este siglo.

Fotograma de la película 'Percy Jackson y el ladrón del rayo' / Cordon Press
 
 
La saga de Percy Jackson, editada en España por Salamandra, ha planteado una pista más en el debate. Su creador, Rick Riordan, está en plena gira de promoción de la última entrega de sus recreaciones de la mitologia clásica. La primera entrega, Percy Jackson y los dioses del Olimpo, vendió más de veinte millones de copias en todo el mundo. Sus presentaciones se asemejan más a un concierto de una pop star juvenil que a un acto literario e incluso existe todo un merchandising, atracciones, videojuegos… Los personajes son moteros vigoréxicos que exclaman “Amo este país. El mejor lugar desde Esparta” y los héroes se dan cuenta de que algunos villanos vienen de otro lugar y época porque no conocen el slang de los jóvenes actuales.
En ese uso del lenguaje reside la polémica alrededor de la saga. Según algunos, la serie de Harry Potter parece la obra de las hermanas Brönte en comparación, así que no cuenta con tantos lectores adultos como los libros de J. K. Rowling. Ese lenguaje demasiado coloquial (y actual) parece molestar a muchos lectores adultos que consideran que, si bien no está mal que los niños se vistan como héroes griegos en lugar de como zombies sin personalidad, juzgan estas historias como demasiado tontorronas o con un estilo demasiado simple.
 
Y, sin embargo, los muchachos se pirran por ir a campamentos y a talleres temáticos sobre mitología donde asisten ojipláticos a las historias de los cuentacuentos o practican durante horas con la espada emulando a los semidioses antiguos. A veces llueve, según ellos, porque Poseidón lo ha ordenado o truena porque Zeus se ha enfadado.
 
Ya en los años veinte Ingri y Edgar D’Alaura, dos inmigrantes europeos, escribieron en EE UU muchos libros que re explicaban mitos clásicos en los años veinte. Eso mismo hace Riordan, aunque algunos insisten en que los suyos perdurarán menos tiempo. Opinan que caerán en la obsolescencia porque emplea cosas tan coyunturales y pasajeras como la página de anuncios clasificados Craigslist o los Iphone. Y, sin embargo, cada escritor suele usar, de forma más o menos alambicada, el lenguaje de su época y si los mitos han resistido el paso de los siglos es precisamente porque cada generación los ha adaptado a sus necesidades. Porque cada persona que los ha explicado, especialmente en el caso de la literatura oral, ha querido ganarse a su audiencia, algo que, sin duda, ha logrado Riordan. Neil Gaiman y los de su bando tienen, como poco, ese argumento de peso.
 
 
 

los jueves con Edu y Marta: MÁS DEPRESIÓN ADOLESCENTE... VIEJOS PREMATUROS

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Me pregunto si logramos crear un ambiente relajado en torno a nuestros adolescentes, si la sana tensión no se convierte muchas veces en malsana presión...

El estrés en las adolescentes acelera envejecimiento prematuro

Estudio realizado por la Universidad de Stanford cree que las adolescentes que sufren del estrés y son propensas a la depresión, pueden envejecer de forma prematura

Las adolescentes que sufren del estrés y son propensas a la depresión,
pueden envejecer de forma prematuraFoto:http://www.tuvozentuvida.com

Un reciente estudio realizado por la Universidad de Stanford, EE.UU.,  ha descubierto que las adolescentes que sufren del estrés y son propensas a la depresión, pueden envejecer de forma prematura, informa RT.
El estudio ha demostrado que el organismo de las niñas adolescentes con antecedentes familiares de depresión, responde al estés aumentando los niveles de la hormona cortisol, que en grandes cantidades puede dañar el sistema inmunitario y los órganos.
Además, las adolescentes propensas a depresión tienen los telómeros más cortos, lo cual es una señal de envejecimiento.
Los telómeros sonlas tapasen los extremos delos cromosomas, que se ponen un pocomás cortocada vez queuna célula se divideocomoresultado de la exposiciónal estrés.Sues como unreloj biológicoque corresponde ala edad,cada vez más cortosque los adultosmayores. 
Estudios anteriores han demostradovínculos entrelos telómerosmás cortos yla muerteprematura, las infecciones másfrecuentesy las enfermedadescrónicas enlos adultos.
El profesor IanGotlib, de la Universidad de Stanford,dijo que los resultadosfueron una sorpresa.

 

cuentos que sí cuentan: EXTASIS EN BARCELONA (7)

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ÉXTASIS EN BARCELONA
MONÓLOGOS Y DIÁLOGOS DE UN ADOLESCESTE  

Un libro para hacer pensar a los adolescentes... Y a sus padres.

Cada sábado un fragmento.

 


MONÓLOGO VII


Es un notición. Carlos me dijo que vio a los padres de Sandra en el Polo. Parece que la sacan para antes de Navidades; y regresa a nuestro cole. Y seguramente se viene Joan también ¡Estupendo! Yo creo que Joan ya no tendrá más problemas ¡con lo bueno que es! ¡Qué pena! Su madre ya no me estrujará cuando me vea por la calle, (¿o tal vez sí?). Cuánto me alegro por ella. Creo que ninguno de los dos ha perdido curso, tal vez sólo unas materias. En ese centro de Berga pueden elegir entre estudiar o trabajar. Gabri, por supuesto, eligió lo del trabajo. Y creo que no le está yendo nada bien. Ya se escapó una vez y lo encontraron con una botella de vino, y creo que se metió alguna pastilla. ¡Caray, pero qué bien lo de Joan y lo de Sandra!

 

 Ya nos hemos puesto de acuerdo para que Sandra no se meta en más líos con los okupas, ni con la mierda que se metía… Silvia nos va ayudar. Y yo me encargo de que Mónica se encargue de Joan…

 

Van a ser unas Navidades movidas. ¡Y sin papá…! Cómo me gustaría pasar otra vez unas Navidades con toda la familia. Y pensar que el año pasado me dio mal rollo. Todas las santas Navidades obsesionado con la fiesta de fin de año. ¡Pobre papá! Lo mal que se lo hice pasar. A él le encantaba tener toda la familia alrededor en esos momentos especiales. Y el idiota del hijo adolescente con sus pesadeces de costumbre. Es cierto eso de que nadie aprecia lo que tiene hasta que lo pierde ¡Qué daría yo ahora por unas Navidades con todos, con papá…! Y es que no entiendo por qué narices te obsesionas por algo tan estúpido como una fiesta, y haces la vida imposible a los de tu alrededor. Cuántas veces me decía papá que hay tiempo para todo. ¿Por qué me complico la vida hasta rayarme yo solo? ¡Con el ambientillo que formábamos todos en casa! Carmen con sus historias del novio. Cómo nos reíamos cuando contaba que cada vez que venía a verla se equivocaba de piso, con el consiguiente cabreo de la bruja del piso de arriba. Y Andrés con sus preocupaciones universitarias. Papá siempre le decía que iba acabar notario rico, pero aburridísimo, si antes no se volvía majareta de tanto estudiar. ¿Y mamá? En fin, mamá, como siempre, preocupada por todos y por todo. Dios mío, si me la quitas entonces sí no te hablo nunca más…

 

 Dicen que los primeros días, cuando sales de un centro de esos derehabilitación, son básicos. Si vuelves al ambiente que te llevó ahí dentro, las has cagado. Y me imagino que cada vez será más difícil salir de toda esa porquería.

 

Por eso estamos dispuestos a fastidiarnos un poco con el plan de estas Navidades. Aunque que ni tan fastidio, con lo buena que está Sandra… ¡Es una pena! A saber el manoseo que trae encima. Ojalá no se haya echado a perder definitivamente. Eso sí te parte el alma. Porque una cosa es equivocarte una vez, tener mala suerte con alguna amistad, meter la pata por novato. Otra muy distinta es cuando coges carrerilla y no paras. Por eso, a mí se me hace que Jorge (¡el cabrón!) y Gabri (el enano acoplado) no tienen remedio.

 

Bueno, existen los milagros… Pero papá siempre decía que árbol que crece torcido no hay quien lo ponga recto. Tampoco es matemático. Hay casos. Pero realmente hace falta un milagro. Y como estamos los hombres con Dios… Pues no creo que le apetezca ir regalando muchos milagritos por ahí. O tal vez sí. ¡Quizá se muere de pena al ver cómo estamos! Lo que está claro es que o espabilas pronto o creces más torcido que el pene de Felipe… ¡Y luego no hay quien te enderece!

 

Hablando de Felipe ¡pobrecillo! Ya me estaba dando pena. Creo que estábamos cayendo en eso del booling. Yo ya he cortado pues no quiero traumas… También nos hemos puesto de acuerdo Carlos y yo para esto. La verdad que Silvia nos ayudó un montón. ¡Menudo rapapolvo nos dio en el patio! Parecíamos dos gatitos. ¿Pero a quién se le ocurre preguntar que qué libro teníamos que leer para la semana siguiente? Se podía haber callado, a ver si se le olvidaba a la profe. ¡Caray, qué de collejas! Bueno, también era medio en broma. Carlos y yo nunca nos hemos llevado mal con él.

 

El que sí se pasa, para variar, es Jorge.  Pero creo que ya va a acabar la cosa. El otro día intentó meterse otra vez con Felipe y le corté en seco. No sé a qué vino la cosa. Se le ocurrió decir en alto, mirándole: “¿A quién le está creciendo torcida…?”. ¡Idiota! Antes de que los demás se pudieran reír salté de inmediato, mirándole: “¿A quién le dejó de crecer hacer años…?”.  ¡Bueno, la que se armó! Carcajada total y todos encima de Jorge que ya se había echado sobre mí. Gracias a Dios esquivé el primer puñetazo. Y el tío, encima, suelta con guasa: “A mí me funciona de maravilla y la sé usar, no como tú, gilipollas”. Al que cogieron en ese momento fue a mí: “Cabrón, la usas para joder la vida a las personas”. Mónica estaba en una esquina, y ya había empezado a llorar. En seguida entró el Patillas para la siguiente clase. Así que la pelea se pospuso.

 

Aunque conociendo a Jorge suponía que no iba a ver pelea. Cómo me hubiera gustado retarle a unas curvas donde siempre. Pero no me gustó nada que me amenazara con traer a unos amigos que conoce del centro. Ya lo habíamos visto con ellos por Pachá; eran unos pelaos de cuidao. Eso sí, disfruté lo que le dije durante toda la clase siguiente. Y me llenó de alegría ver a Felipe sonriente durante largo rato. Como que ya le he cogido cariño. Pero como haga una preguntita de las suyas… ¡Colleja!

 

Ya sabemos que Sandra y Joan llegan el 20. Es perfecto, porque ya habrán acabado los entrenos y los partidos. Así tendremos más tiempo en las tardes, y los sábados en la mañana.

 

Cada vez es más coñazo. Con eso de que quieren federarnos, poco a poco están más fuertes los entrenamientos. El otro día lo hablamos con Carlos. Si se ponen pesados, los mandamos a volar. Es verdad que fastidiamos al equipo, pero que no nos fastidien a nosotros la vida. Sí, sería una cerdada de nuestra parte. Yo soy el que más muevo el balón desde la media. Y Carlos, ¡marica!, no para de meter goles.

 

Disfrutamos un montón, pero a veces se pasan. El otro día que no fuimos a entreno…  (¿Por qué fue? ¡Ah! Me pudo el culito de Silvia. Estaban entrenando vóley en el otro patio y le dije a Carlos que nos quedáramos un rato más. Hasta que se nos fue la hora…).  Al siguiente entreno nos fue de feria. El animal de Carlitos se pasó: cincuenta vueltas, cien flexiones y cien abdominales. No lo mandamos a tomar por saco porque el sábado teníamos un partido contra los del San Eustaquio y había que machacarles a esos chulos tocapelotas. Les hicimos papilla, seis a uno. ¡Y la que metí de casi medio campo! El portero empanao… Un poco más y hay bronca. Menos mal que ese día (es bastante habitual) estaba el padre de Carlosviéndonos. Es un tío estupendo. Calmó las cosas enseguida.

 

No como el de Jaime, que no se controla (de tal palo…). Además me decía Jaime que su padre quería que entrenara mucho más tenis. ¡Encima! Pues si sigue la carrera antivirginidad y la de malabarismos en la cama ¡no sé qué va a jugar! Bueno, no exageremos. Me dijo el otro día que después del primer fracaso de circo no tenía ganas de más. ¡Ojalá sea cierto! Lo que no sé, si se podrá controlar la próxima. Sólo con ver a su padre, cómo se desfasa en los partidos, entiendo el descontrole de Jaime.

 

Ahora, que si entrena más horas…  ¡La tiene clara! Con lo justo que va en los estudios. Su padre le dijo que así tendría más voluntad. ¡Y una mierda! Una cosa es entrenar y jugar porque te gusta y porque lo necesitas para echar demonios; y vale que te ayuda a controlarte. Pero otra muy distinta es que te dejen sin fuerzas para hacer otras cosas. ¡Mira a Santi! No se atreve a decir al hipopótamo de su padre que no puede más con los entrenos. Y como él siempre va a su bola, no quiere que nadie se meta en sus problemas. Y sigue en esa peña del Barça, rodeado de cholos. Entre pitos y flautas entrena o juega todos los días. Cuando llega a casa no tiene fuerzas ni para sacar los libros de la mochila. Es curioso que me lo cuente a mí, como si yo pudiera hacer algo. Al menos le escucho… A lo mejor quiere que un día me enfrente, por él, al hipopótamo. ¡Lo tiene claro!

 

Lo que sí hemos logrado Carlos y yo es que Felipe se apunte a fútbol. Le irá de perlas. El otro día nos reímos los tres un montón. Le dijimos de broma que así tendríamos más posibilidades de darle balonazos en los huevos, y así, a lo mejor, se la ponemos recta… Es estupendo que ya lo tenga asumido. ¡Que tampoco es para tanto! Es más la broma. Además, si realmente tiene problemas con eso, se soluciona con la pasta de su padre. Que para su cumple de los diez y ocho, en lugar del coche, le pague una operación, ¡Ja, ja, ja!

 

Hemos decidido darle un poco más al paddle. Como Carlos también es socio del Polo, podremos ir con Sandra y Silvia. Es el plan. Estamos viendo también por dónde podemos ir estas Navidades en Barcelona. Está difícil. En la mayoría de lugares que conocemos se reparte costo, y queremos algo limpio para que a Sandra no se le antoje. Otra posibilidad es montar buenas fiestas en varias casas. Silvia nos ha dicho que su madre no tendría problemas. Además tiene una sala bastante grande. Y mamá tampoco creo que pusiera pegas, a pesar que es la primera Navidadsin papá. Siempre y cuando controláramos mucho el tema del alcohol.

 

Ciertamente en casa de Silvia, estoy seguro, no acabarían las cosas como en la fiesta de Marta. Su madre seguro que andaría por ahí dando vueltas. Y no me veo a Silvia morreándose con nadie (bueno, conmigo sí la veo, por supuesto…). Y está claro que en mi casa yo no permitiría nada. A mamá no le puedo hacer eso, y menos ahora.

 

Creo que lo de las fiestas en casa y el paddle va a ser la mejor opción para estas Navidades. ¡A ver cómo le sienta el plan a Sandra! Creo que tenemos que involucrar también a Joan y a Mónica. Preguntaré a Carlos y a Silvia a ver qué les parece.

 

El que, por lo visto, no se recupera para Navidades es Nacho. Se pasaron con la paliza. Lamandíbula y dos costillas. Aunque la culpa la tiene él que anda buscando bulla. También es verdad que ahora vas por la calle y casi no puedes mirar a nadie. “¿Qué me miras así?” ¡Joder! A la mínima que te descuidas te están enseñando el casco. Cada vez vamos más de chulos de mierda por la vida. Se ve que no hay cosas más interesantes que hacer en la vida.

 

La verdad que sí tienes que aprender a bajar la cabeza, más cuando aparecen los grupitos en sus motos, con puños y demás ajuar... Yo no creo que sea falta de personalidad si no les contestas, si vas a tu bola, si cambias de acera (“A con-tra co-rriente. A contra corriente…”). Con esos tíos no se juega. Prefiero tragar orgullo y saliva por un minuto que estar fuera de combate, como Nacho, durante casi un mes.

 

No es que no tengas huevos, es que hay que saber medir, ¿no? Si te salen cinco, ¡pues a callar! Pero da rabia, tanta prepotencia. Son los típicos que a solas son unos mataos, que no saben ni contestarte una palabra. Y quieren solucionar todo a golpes. Sustituyen la cabeza, que no tienen, por el casco, que es más duro y te jode más.

 

 Cuando te pasa una cosa de esas, lo que te tranquiliza, al menos a mí, es saber en cómo acabarán esos desgraciados. Es lo típico, se encontrarán unos tíos más chulos y más cabrones que ellos, y los harán papilla. Bueno, no es que se lo desee, pero así aprenden y nos dejan en paz a los que queremos vivir en paz. Como decía papá: “tú vive con dignidad y aléjate de los orangutanes que sólo viven para su ineptitud”. Pobres animales los orangutanes, qué habrán hecho para que les tengamos que comparar con los gilipollas de los chulos skins  y los pelaos. A con-tra co-rriente. A con-tra co-rriente… Skins y-pelaos, chu-los-baratos. To-dos al-carajo…”

 

Hoy me voy feliz a dormir. Silvia me ha dicho lo de Mónica: salió negativo. Gracias a Dios, no tenemos mamá prematura, ni necesidad de recurrir a extremos. Justo por la radio pasaron ayer el testimonio de una señora que hacía diez años había abortado. El trauma no se lo ha quitado ni a base de psicólogos. Recomendó una página web de testimonios de chicas que han abortado. Le llamé en seguida a Silvia y se lo comenté. Es curioso que ya la conociera. Se ve que el tema le andaba preocupando. Quizá también por lo de Mónica. A  lo mejor lo hablaron entre ellas y no me dijeron nada.

 

Bueno Dios mío, gracias por lo de Mónica. Sé bueno y que se me aparezca una angelita esta noche. Se puede llamar Sandra. Pero si es Silvia, mejor…

 


realidad en vivo: SIN EDUCACIÓN SEXUAL EN NUSTRO PAÍS, ASÍ VA LA ADOLESCENCIA

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El porno como educación sexual

El currículo escolar olvida la sexualidad. Con el porno como principal fuente informativa, crece el machismo entre los menores

Madrid 27 OCT 2014
Elpais.es
 
 

Más de la mitad de los adolescentes de entre 14 y 17 años han visto porno en Internet. /
santi burgos
Almudena no olvidará el impacto que sufrió el día que descubrió que su hija de 15 años tenía el pubis totalmente depilado. “Me quedé boquiabierta”, dice esta madre que no quiere dar su apellido. “Me pregunté '¿De dónde ha podido sacar esta idea?'. Dice que lo hace por estética, pero yo creo que lo ha sacado de la pornografía, el único sitio donde se ve como lo más normal del mundo”. A Elena, su hija, no hacerlo le daría vergüenza. “Ellos ven raro que no estemos completamente depiladas”, cuenta ya a solas.
 
La educación sexual de los menores no vive un buen momento en España. Al contrario que en muchos de nuestros países vecinos, aquí no figura en el currículum escolar. Los expertos la califican de “desastrosa”. “Se deja al criterio de los centros educativos, en muchas comunidades se necesita el consentimiento paterno para que los menores la reciban y la puede impartir cualquiera”, se duele Raquel Hurtado, de la Federación de Planificación Familiar Estatal. A pesar de que cada vez más padres hablan de sexo con sus hijos, la desconexión sigue siendo notable. Los menores tienen acceso a su principal fuente de información sobre el asunto con un simple clic: más de la mitad (el 53,5%) de los adolescentes españoles de entre 14 y 17 años ha visto porno en Internet (el dato, deProtégeles, incluye a chicos y chicas). Entre los 11 y los 12, el 4% reciben contenidos sexuales en sus móviles. Y, mal digerido, el porno provoca nuevos comportamientos que los adultos no entienden. “Nuestros cerebros aprenden”, empieza Juan Madrid, el médico del Centro Joven del Ayuntamiento de Madrid. “Si tú te acostumbras a excitarte viendo determinados vídeos luego condiciona tus preferencias”.
Lo cierto es que los adolescentes mantienen su primera relación sexual a la misma edad media de los últimos años: los 17. Pero los que antes se animan a dar el paso, cada vez son más numerosos. El porcentaje que ha tenido su primera relación sexual antes de los 15 se ha más que duplicado entre 2004 y 2012 pasando del 5,2% al 12,3%, según el último informe de sexualidad del Injuve.
“Si una chica no está integralmente depilada, me da asco”, dice un joven
Las adolescentes están acostumbradas a que chicos mayores que ellas las animen a mantener relaciones antes de que les brote el deseo. Patricia es una de ellas. A sus 17 años, esta alumna de un centro privado madrileño perdió la virginidad hace unos meses porque su pareja de entonces le dijo “si no lo hacemos lo vamos a tener que dejar”. “Al final di el paso y ahora que ya no estamos juntos me arrepiento”. A ejemplos como este se refiere Hurtado cuando dice que no le preocupa que los adolescentes tengan relaciones pronto, “si estas son decididas y lo hacen porque les apetece, y no porque hay gente en mi grupo diciendo que lo haga ya”.
 
Noemí Sánchez es educadora sexual en institutos de Alcalá de Henares (Madrid). “Los chicos ven porno y deducen que su vida sexual va a ser muy parecida”, dice. Ella tiene en cuenta que las nuevas tecnologías, ahora masivas, están plenamente integradas en sus vidas. El 16 de octubre, 35 alumnos de 12 y 13 años del concertado Nuestra Señora de Los Ángeles, en Villaverde (Madrid) escuchan a dos policías del grupo de Participación Ciudadana de la comunidad que les dan una clase de prevención en la que les advierten del peligro de entablar conversación con desconocidos a través de la Red o de compartir imágenes subidas de tono. Un agente les pregunta si utilizan Whatsapp. Levanta la mano toda la clase menos tres chicos. “¿Y sabéis a partir de qué edad es legal disponer de esta aplicación?”, pregunta de nuevo. Los adolescentes se encogen de hombros. “Los 16 años”. Y recibe como respuesta un montón de rostros sorprendidos.
 
Al este de Madrid, en Coslada, chicas y chicos de entre 17 y 19 años charla en dos bancos enfrentados. Hablan de un vídeo que ha visto todo el alumnado del centro público en el que estudian: “Una chica se grabó tocándose y luego se lo mandó a su novio. Cuando se pelearon, él se lo reenvió a varias personas hasta que lo vio todo el instituto”. La joven se ha cambiado de instituto pero sigue viviendo en el barrio. La consideran “una guarra y una cerda”. “¿Y qué pensáis del chico que difundió las imágenes?”. Silencio sepulcral.

En cifras

El 53,5% de los adolescentes españoles de entre 14 y 17 años ha visto porno en Internet. Entre los 11 y los 12, el 4,1% recibe contenidos sexuales en el móvil.
El porcentaje que ha tenido su primera relación sexual antes de los 15 se duplicó entre 2004 y 2012: pasó del 5,2% al 12,3%.
En 2012 aumentó un 30% el número de procesos judiciales por violencia machista en adolescentes en España: pasó de 473 a 632. En 2013, se redujo la cifra: 327.
El machismo que condena a la mujer atrevida frente al hombre va a más en los adolescentes. “La mujer se ve como un elemento de posesión del hombre y el poder de controlar que nos dan las nuevas tecnologías se usa cada vez más”, dice Madrid. Un estudio del Ministerio de Sanidad sobre la evolución de conductas violentas y patrones sexistas entre menores concluía que el porcentaje de chicas que reconocía haber sufrido insultos subió del 14% al 23% entre 2010 y 2013. Por esas fechas una encuesta de la Comunidad de Madrid desveló que al 5,3% de las adolescentes de entre 14 y 16 años “el chico con el que salían le había impuesto conductas de tipo sexual” que ella rechazaba.
 
Tres adolescentes —alumnas de un centro público madrileño— confirman que reciben comentarios machistas: “Nos lo sueltan en plan bromita: 'Vete a fregar. Y luego, si ya somos pareja, pueden decirte: 'Eres solo mía'. 'No hables con otros chicos'...”. Varios educadores sexuales se confiesan escandalizados por la aceptación que hay entre los menores hacia los celos. “Sus patrones de pareja son muy chapados a la antigua, el chico se entiende que es superior y muy posesivo”, dice Sánchez. “Ellos intentan controlar como visten y ellas los justifican”. Sánchez culpa en parte a los modelos que reciben desde fuera en canciones, películas y televisión.
 
Depilarse integralmente el pubis se ha puesto de moda entre las adolescentes (y también entre algunas adultas). “Los directores de nuestros centros de belleza lo confirman”, dice Juan Carlos Lorenzo, de la cadena Aires. “Lo hago por estética” es la respuesta más habitual de las menores. Aunque también dan otras: “Lo hago por si ligo”, dice una chica de 16 años. “Yo por higiene”, dice una joven de 17 que se está haciendo la zona con láser gracias a 650 euros que sus padres le regalaron para el tratamiento. “¿Y duele?”, pregunta una amiga. “Un poco. Quema”. Álvaro, de 18 años, sostiene que la exigencia va en ambos sentidos: “¡Yo cada tres días me afeito mis partes porque ellas también lo demandan!”, dice. “Si me topo con una que no está integralmente depilada, me da asco”. Isabel Serrano, ginecóloga, no está segura de que el porno haya impuesto esta moda; ella ve otro motivo de preocupación: “Yo lo ubico en el modelo estético actual de gustar al otro, lo que incluye gustarle desde los genitales. 'Si le gusto más, no se irá con otras”.
“Ser 'guay' cada vez se vincula más a ser agresivo con ellas”, reza un informe
En 2012, la Comunidad de Madrid encargó un informe sobre la violencia hacia las adolescentes. “Queríamos entender qué estaba pasando en edades tempranas”, dice Marisa Pires, de Acciones de Salud contra la violencia de género. “Todos los jóvenes creen en la igualdad de sexos”, reza el informe; “pero la forma en que se desenvuelven sus afectos no demuestra que la igualdad presida habitualmente sus relaciones mutuas. La violencia de pareja hacia las mujeres se cuela por la afectividad y no por la ideología”.
Es habitual que los adolescentes sufran (y emitan) agresiones verbales imponiendo modelos femeninos y masculinos que han interiorizado desde la infancia. “La agresión de género se está empezando a poner de moda en determinados ambientes”, dice el informe. “Ser 'guay' cada vez está más vinculado a ser agresivo con ellas”. Al autor del estudio, el sociólogo Luis Seoane, le preocupa que los adultos estemos dejando que la educación sexual de los menores evolucione sola y sin control. “Impera una gran hipocresía”, explica Serrano. “Estudiamos la violencia, pero luego no somos consecuentes con nuestros informes. El Gobierno cree, equivocadamente, que impartir educación sexual hará que aumente el sexo entre adolescentes, cuando es al revés: con una buena educación en la materia son más capaces de decir no”.

temas complejos: DÓNDE ACABA UNA RELACIÓN SANA, DÓNDE EMPIEZA LO INCORRECTO

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Cuando leo este tipo de estudios tesis me pregunto si van en detrimento del amor real (que busca la fidelidad) o, al contrario, lo fomentan (contra los celos mal entendidos y el control insano)

Una tesis sostiene que a los jóvenes y adolescentes les parece 'normal' controlar a su pareja


  • Estas actitudes se producen entre los chicos y también las chicas

  • 'El modelo de amor romántico está muy interiorizado', señala la psicóloga Alazne Aizpitarte

  • 'Les impide mantener una relación sana', dice la profesora de la UPV


Una pareja en la playa de Getxo.
Una pareja en la playa de Getxo.
EL MUNDO
Muchos jóvenes y adolescentes, tanto chicos como chicas, tienden a controlar a su pareja y su modo de vida, y les parece "normal" hacerlo, según la tesis doctoral de la psicóloga de la UPV/EHU Alazne Aizpitarte.
Aizpitarte ha analizado en su tesis doctoral las relaciones de pareja entre adolescentes y universitarios de Guatemala, México, España y Holanda.
Según sus conclusiones, "la clave de la violencia entre parejas de jóvenes es una idea insana, errónea, de las relaciones. Se trata, en gran medida, de una cuestión de percepción: "Tienes que estar solamente conmigo; eres mía; eres mío; eres solo para mí...".
Así ven muchos y muchas adolescentes y jóvenes la relación de pareja, en la que consideran una propiedad privada a su compañera o compañero. "El modelo de amor romántico está muy interiorizado, lo que les impide mantener una relación sana...", ha señalado Alazne Aizpitarte.
Es frecuente el uso de los teléfonos móviles para controlar a la pareja o difundir en las redes sociales fotos de ésta, un fenómeno a tener muy en cuenta, ya que "puede acarrear graves consecuencias y ser el preludio de comportamientos mucho más violentos en el futuro", ha declarado Aizpitarte.
La violencia suele ser bidireccional, no se trata solamente de una violencia que ejercen los chicos sobre ellas: "También las chicas actúan por celos y mantienen otras actitudes insanas", ha afirmado la investigadora.
La psicóloga ha concluido en su estudio que hay una gran diferencia entre unos países y otros en el uso de la violencia física, presentando México una tendencia mayor que el resto, pero no tanta en cuanto a la violencia psicológica.

 

cuentos que cuentan: ÉXTASIS EN BARCELONA (8)

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ÉXTASIS EN BARCELONA
MONÓLOGOS Y DIÁLOGOS DE UN ADOLESCESTE  

Un libro para hacer pensar a los adolescentes... Y a sus padres.

Cada sábado un fragmento.


MONÓLOGO VIII

 
         Esa tarde fue de las de cama. Ni Facebookni narices. Quizá fue la música de Maná. Pero fueron horas sin levantar cabeza. Será papá… No había llegado aún a los sesenta. Me acuerdo cuando me decía que tenía ya ganas de dejar todos los negocios en manos de Carmen y Andrés. Le hacía mucha ilusión dedicar más tiempo al aeromodelismo. ¡Era un manitas! Recuerdo  cuando de pequeño me llevaba a volar sus aviones, o a meter a toda caña en el Pantano de Sau las lanchas teledirigidas. Ahora podía haber vivido un montón de años más, tranquilo, haciendo lo que le gustaba, disfrutando de los nietos… ¿Porqué Dios se lo ha llevado tan pronto? A veces me gustaría oír cantar a Dios: “Nada de eso fue un error… Nada, nada fue un error…”
 

Como la tragedia del año pasado en el cole. Recuerdo que Carlos y yo, en el funeral, nos preguntábamos cómo era posible que una vida se acabara a los dieciséis. Y decíamos que en el caso de Raúl Rosell casi era mejor… Pensábamos si no fue él quien se saltó el stop para que el coche lo destrozara. El casco de mierda no sirvió para nada. Se lo tuvieron que quitar con abrelatas.

 

La verdad que los últimos años fueron horribles para Raúl. Prefirió irse a vivir con su abuelo. ¡Así estaban las cosas en las casas de su padre y de su madre! Por lo visto llegaron a odiarse. Me acuerdo hace años, tendría unos diez, cuando Raúl llegaba llorando al cole porque en casa se había tenido que meter, literalmente, entre su padre y su madre, para separarlos. ¡Qué películas de terror ni qué chorradas! Eso me toca a mí y me voy de casa. Bueno, es prácticamente lo que hizo Raúl cuando se divorciaron. Y qué cara de asco traía al cole cada vez que sus padres le hacían uno de sus mega regalos. Decía que lo chantajeaban, a cuál más de los dos.

 

El funeral fue de espanto. Nada que ver con el de papá. Sí, muchos nos preguntábamos que por qué tan joven. Es lo de siempre. Pero la verdad, con la vida que llevaba, y con lo que, tal vez, le esperaba… Hasta en el mismo funeral se vio la división entre sus padres. ¡Qué triste! Ni por la muerte de Raúl pudieron hacer a parte sus diferencias. Es de esas ocasiones que te alegras de que no tuviera hermanos. Era hijo único, y qué bien, aunque Raúl siempre comentaba que en lugar de tantas chorradas hubiera preferido tener hermanos.

 

Su madre berreaba que le habían quitado a su único hijo. Pues a mí, la verdad, mucha pena no me dio. Bueno, algo sí, pues no dejaba de ser su madre. Pero por todo lo que sabía por el mismo Raúl… A veces pienso que Dios se lo llevó para que descansara. ¡Caramba! Y a mi padre para que no descansara… ¿Quién lo entiende?

 

Lo que más me gustó del funeral de papá fue la tranquilidad. No hubo dramatismos. Lágrimas sí, muchas.  Y ayudó mucho lo que nos dijo el cura. Quizá gracias a él es porque ahora rezo algo. Papá está ahí, decía. Sólo Dios sabe por qué se lo ha llevado. Pero te tranquiliza saber que los dos se lo estarán pasando ahora en grande. Si rezo, me entero de lo que pasa allá arriba. Bueno, al menos de algo. Y le puedo “pedir cuentas” a Dios de por qué hace lo que hace. Claro, en buen plan. Pero las cosas claras. ¡A quién se le ocurre! Que avise al menos. En fin, mente superior mata a mente inferior. Es como cuando juegas al ajedrez contra el ordenador y te da una paliza. Te da ganas de dar un tortazo a la pantalla. Pero al final aceptas. Supongo que con Dios también tienes que aceptar, y con mayor motivo si sabes que no hace las cosas para fastidiar…

 

En el funeral de Raúl todo me pareció, cómo decirlo, artificial, patético, casi diría inhumano. Aunque todo fue muy bestia, la verdad: el choque, la edad de Raúl, todo de repente…

 

No sé, pero ni estuve a gusto yo, ni muchos de mis compañeros. Y todos pensábamos lo mismo: mejor para Raúl… Es fuerte decir eso, y más de un conocido, de un amigo. A mí cuando me entierren que lo hagan con calma, sin escándalos, como quien te despide y te dice: “hasta luego capullo, nos vemos”. Y que me pongan la canción de Kansas: Dust in the wind.Porque en eso acabas, en un puñado de polvo. (¿Y de que te sirve tanto polvo…?) Llega el viento y te manda a la mierda. Bueno, a la mierda no, porque tú ya no estás ahí… Supongo.

 

¡Caray! Es que tienen que ser así las cosas. No sé cómo, pero a papá no lo he perdido. Amigos como Carlos, chicas como Silvia y sus culitos, deben existir para siempre… No sé cómo, pero a papá lo voy a volver a abrazar, a contarle mil cosas, a volar aviones con él y a meter lanchas teledirigidas a toda caña. ¡La vida no puede ser tan absurda! ¡Pero no me entra; no  me entra; no me entra…! ¡Vale! Tampoco debe entrar todo en una cabeza tan ridícula.

 

El otro día en clase de filosofía nos leían un trozo estupendo de no sé qué autor francés: “decirte <te amo>, es decirte tú nunca morirás” ¡Qué bien suena! No lo entiendo, pero entiendo que tiene que ser así…

 

¡Ni yo mismo me entiendo! Cuando el profe nos leyó esa frase no sé porqué miré ligeramente a Silvia. Nuestros ojos se cruzaron un segundo. ¡Qué vergüenza! Creo que me puse rojo. Pero fue ¡cojonudoooo! No sé porqué pero esa mirada me excitó más que cincuenta morreos. Pensé por un momento que con miradas así sobraban malabarismos sexuales, como los de Jaime. Está claro que no todo es metida de mano y besuqueos. Con una mirada puedes meterte hasta dentro. Lo que más me gustó es que, con esa mirada, como que me desnudé ante ella y le dije en un segundo: “soy así”. Y ella lo mismo.

 

Cuando Jaime me contó lo de sus malabarismos para perder la virginidad yo le pregunté si al menos la tía estaba buena. Con cara de tonto me reconoció que ni a penas se había podido dar cuenta de eso. Ni se acordaba del color de sus ojos ni de nada interesante de su personalidad. La verdad qué triste, darle tu cuerpo, tu pasión, tus sentimientos a alguien que ni sabes cómo es.

 

Y, ¡qué rabia!, robar así la intimidad de alguien. No logro superar lo de Mónica y lo del cabrón de Jorge. Quizá cuando regrese Joan podemos hacer algo. Mónica y él se llevaban estupendamente. No sé si Joan ya se haya enterado de lo de Mónica. A ella ciertamente le afectó mucho lo de él; y todo el año que Joan ha estado internado, ella ha estado pocha.

 

Joan y Sandra tampoco se enteraron de lo de mi padre. Ya estaban internados. No sé si algún familiar suyo les habrá dicho. Como nosotros no hemos podido visitarles… Creo que la madre de Joan, que tanto me aprecia, sí le dijo. Además siendo al inicio del verano fue natural que muchos no se enteraran. Pero agradecí un montón los que estuvieron en la misa.

 

Silvia y Carlos incluso me acompañaron al cementerio. Creo que fue el momento más duro. Menos mal que el cura joven que celebró la misa nos acompañó. Su serenidad y ánimo nos invadió a todos. Se comportó de forma muy natural. Mamá estaba muy agradecida con él. Lo recuerda mucho. Pero, la verdad, cuando ves que meten el ataúd en el agujero, y que lo tapan, te cruje todo. ¡Joder! Es que es muy fuerte. Mamá estaba abrazada a Carmen y Andrés. Yo me abracé a Silvia y a Carlos. ¡Cómo se agradecen los buenos amigos en esos momentos! Los dos lloraron conmigo. Sí, se agradecen un montón. El cura nos dijo en el momento que lo tapaban que recordáramos que nuestro padre no estaba ahí en esa caja. Que él estaba vivo en el cielo, en otra dimensión. También se agradecen esas palabras, pero no deja de ser una…

 

La verdad que la música de Maná me pone  sentimental a tope. Supongo que en el cielo habrá música. Si no, qué aburrido. Espero que cuando murió papá, allá arriba pusieran la de Tears in Heaven, de Eric Clapton. Triste pero tranquilona. O algo de Julio Iglesia, que le encantaba a papá. Sobre todo esa de La vida sigue igual. Me la sé de memoria de tanto oírla en el coche. “…Siempre hay por qué vivir por qué luchar. Siempre hay por quien sufrir y a quien amar. Al final las obras quedan, las gentes se van, otros que vienen las continuaran. La vida sigue igual” De tanto escucharla, creo que papá esto lo tenía muy claro. Por eso se fue como se fue, tan tranquilo, con esa sonrisa…

 

También le gustaba mucho la de Me olvidé de vivir. Siempre decía que algunos amigos suyos se la debían aprender de memoria. Creo que al padre de Silvia también le hubiera venido bien escucharla antes de dejarlas tiradas. “De tanto jugar con los sentimientos… Perdí lo que más quería. De tanto correr por la vida sin freno me olvidé de vivir los detalles pequeños”. Eso decía Silvia, que poco a poco su padre se fue olvidando de esos detalles con su madre, con la familia. Papá me solía repetir también lo de “meter el freno”. No sé si lo decía porque intuía que le doy duro a la moto, o por todo en general. Ya sabemos que a los adolescentes eso de apretar el acelerador en todo es lo que nos va.

 

¡Hombre!, me freno en muchas cosas. Pero en todo, todo, como quería papá, es que no se puede. Al menos la moto… Con Silvia me estoy frenando a cada rato, hasta que llegue el momento... Con Jorge. Si no ya le habría partido la cara. Con Felipeme trago las bromas. En el fútbol, para no chupar tanto y dejar que Carlos meta goles… Es que no se puede en todo. Qué importa coger unas curvas a toda pastilla. Y qué importa una copitas de más. Lo importante es no mezclar estas dos cosas. Así te evitas el multón…

 

temas complejos: CÓMO TRATAR A LOS ADOLESCENTES SEGÚN UN FAMOSO FILÓSOFO

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Confirmo por lo que veo en tantos padres del colegio donde trabajo: no les ayudamos a tolerar la frustración.
               

José Antonio Marina afirma que "estamos infantilizando a los adolescentes"

                                         
lainformacion.com
jueves, 20/11/14 - 10:23
   
Madrid, 20 nov (EFE).- El filósofo José Antonio Marina asegura que se está lanzando el paradigma de la adolescencia en "crisis permanente" que no tiene que ver con la realidad y apuesta por uno nuevo más optimista y positivo, que, entre otras cosas, deje de "infantilizar" a los adolescentes.

José Antonio Marina afirma que "estamos infantilizando a los adolescentes"

                 
Madrid, 20 nov (EFE).- El filósofo José Antonio Marina asegura que se está lanzando el paradigma de la adolescencia en "crisis permanente" que no tiene que ver con la realidad y apuesta por uno nuevo más optimista y positivo, que, entre otras cosas, deje de "infantilizar" a los adolescentes.
En una entrevista con Efe, Marina explica que estos son algunos de los mensajes que envía en su nuevo libro "El talento de los adolescentes" (Ariel) con el que quiere hacer un llamamiento a la sociedad y a los padres en particular para que no piensen que sus hijos son unos irresponsables en esta etapa.
"Hay que ir hacia un nuevo modelo mucho más optimista porque la adolescencia es el momento en el que se desarrolla la inteligencia a tope y cuando se pueden resolver las carencias que se han tenido en la infancia", apunta el filósofo.
Subraya que durante la infancia se empieza a aprender a "conducir" el cerebro y en la adolescencia éste es como "un Ferrari, fantástico de manejar porque es muy potente pero que si no se aprende a conducirlo, puede estrellarse contra la pared".
Por ello, apunta que los adultos deben hacerles entender que les pueden ayudar a conducir ese "Ferrari" y a poner a su disposición los medios para ello, aunque es complicado, porque, en general, los padres suelen tener miedo a la hora de tener conversaciones con sus hijos adolescentes.
"No es decir que el adolescente es un ser caótico, sino decir tú eres la persona, es el momento de desarrollar tu talento y yo voy a ayudarte para que tomes tus propias decisiones y cada vez seas más independiente", abunda Marina.
En este sentido, opina que los padres tienen tres grandes herramientas que son el cariño, la exigencia y la comunicación, pero que no resultan nada fáciles de usar con la adolescencia, aunque hay que intentarlo porque los menores las necesitan.

Así, defiende un nuevo paradigma "más verdadero" ya que el que se lanza en la actualidad es el de una adolescencia en "crisis permanente" con lo que hay que quitar "esa especie de mito dramático" y que estos futuros adultos desarrollen todo su potencial.
"De alguna forma se está patologizando esa adolescencia, hemos detectado que estamos infantilizando la adolescencia, les protegemos para que no entren en el mundo de forma precoz y lo malo es que les hacemos más vulnerables, no les enseñamos a soportar la frustración y alguna van a tener y entonces se vendrán abajo", destaca el filósofo.
Cree que la sociedad ha fomentado una juventud "con muy poca iniciativa", "muy dócil" y poco reivindicativa, "unos por miedo y otros por comodidad".
También destaca la importancia de los profesores en el necesario cambio de paradigma, para lo cual deberían estar formados para poder dar a los menores esta visión de la vida.
Opina que la legislación relativa a los adolescentes es "caótica", pero no solo en España sino en todos los países; "no se sabe qué hacer con ellos", indica Marina, quien apunta que los políticos no han acertado con sus mensajes, ni tampoco con su gestión de la educación, algo que, según sus palabras, han hecho "especialmente mal".
Resalta que con el presupuesto que había en España destinado a la educación antes de la crisis económica se podía haber tenido un sistema de alto rendimiento en el plazo de cinco años, que no se van a tener, a su juicio, porque en el país "no se ha tenido una vibrante gestión" del sistema educativo.

cuentos que sí cuentan: ÉXTASIS EN BARCELONA (9)

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ÉXTASIS EN BARCELONA
MONÓLOGOS Y DIÁLOGOS DE UN ADOLESCESTE  

Un libro para hacer pensar a los adolescentes... Y a sus padres.

Cada sábado un fragmento


MONÓLOGO IX

 

         Se acercan las vacaciones de Navidad y hay que echarle huevos al asunto. Estaba deseando como nada el salir con Silvia. Quería arreglar esto antes de que regresaran Sandra y Joan del centro. Estaba decidido a renunciar en Carlos todos los derechos de fantasías varias con Sandra y concentrarme en Silvia. Es decir, quería asentar un poco la cabeza y calmar el corazón.

 

         Fue decisiva una conferencia que nos tragamos en el cole. Dejaron que un grupo juvenil, Vox Jove, la organizara después de clases. Por lo visto, además de conferencias para adolescentes, organizan también fiestas, alquilando locales, sonido, luces, y controlando un poco el ambiente. Me han dicho que son un éxito. Es justo lo que estábamos pensando para las Navidades, para evitar la droga de las discos.

 

         Trajeron a un psicólogo joven para hablarnos del noviazgo. Tengo que reconocer que al inicio a Carlos y a mí nos sonaba a rollo, pero viendo el interés de las chicas, entendimos que a nosotros nos tenía que interesar también. Nos trajimos a Felipe para ver si se animaba con alguna, y espabilaba un poco.

 

         El psicólogo dejó claro desde el inicio que el noviazgo es algo serio. Que cada día hay más fracasos por tomarse la cosa a pitorreo. Decía que es una preparación profunda y formal para una vida común. Y nos preguntaba que a qué edad creíamos nosotros sería realista pensar en esta preparación. Está claro que cuando pienso en salir con Silvia no se me ocurre mirar tan al futuro. Yo quiero salir con ella, estar más cerca…

 

Estuvo muy bien lo que nos dijo luego, lo que no es el noviazgo: ligues y aventuras pasajeras, “para que me vean”, “para que no digan”, “por no estar sólo”, “porque me gusta”. ¡Cuántos conozco de estos! Nos dijo que tiene sus ventajas eso de ir de novios: que puede ayudar a romper la timidez, a conocer más profundamente la psicología del otro sexo. En fin, que se puede ir aprendiendo a amar si la cosa va algo en serio. Pero que también hay peligros si nos queremos dar prisa. Que a lo mejor nuestra personalidad aún no está definida y podemos estar “engañando al otro”, o “creando una dependencia” de la personalidad del otro, si él o ella la tiene mucha más desarrollada.

 

Decía que se daban muchos casos de relaciones auténticamente posesivas, donde uno controlaba al otro (¡vaya si conozco calzonazos!). También comentaba que si estamos desde jóvenes muchos años con la misma, que quizá nos estamos privando de la oportunidad de conocer otras chicas que pueden encajar mejor con nuestra forma de ser. Y después de tantos años con la misma te das cuenta de que has perdido el tiempo… ¡Perdiste tu media naranja!

 

Y que la edad de la pandilla no la podemos perder. Eso está claro: si lo de Silvia quiere decir que no podré salir ya con mis amigos cuando quiera, pues como que no; juntitos pero no encadenados… Es obvio que mi visión no es la de uno que está pensando en una familia.

 

Tampoco era bueno, decía, que estuviéramos saliendo con muchas, pues eso podría crear un hábito de inestabilidad que  se pagaría caro en el futuro. Cuesta oír esto, pero lo entiendo: te acostumbras a un estilo de vida de “usar y tirar”. ¿Qué estaría pasando por la cabeza de Silvia en esos momentos, ella que ha visto lo que su padre le ha hecho a su madre y a toda la familia?

 

Lo mejor de la conferencia vino luego. Cuando empezó a hablar de las actitudes que impiden entender un verdadero noviazgo. Nos habló de lo que los médicos llaman donjuanismo. Estaba describiendo al desgraciado de Jorge: un exagerado afán de conquista pero sin relación estable, que se da en personas inmaduras que tienen necesidad de autoafirmación, al cargar con tanta inseguridad.

 

Y nos habló del proceso de  erotización de la vida cotidiana desde la revolución de los años sesenta. La susodicha revolución tuvo sus cosas buenas: se han roto tabús peligrosos, hay más igualdad, todo el tema del sexo se ve en general con más normalidad. Pero lo negativo también abunda: la obsesión, la promiscuidad creciente con sus enfermedades venéreas al alza, los embarazos no deseados, la pornografía a domicilio…

 

Las chicas se quedaron heladas cuando dio una estadística hecha en Inglaterra donde se señala que al cincuenta por ciento de las chicas ya les resulta más placentero comer chocolate que tener una relación sexual. Banalidad total (si al menos se lo fumaran…). Dio datos de varios médicos sobre la impotencia a la que te llevan los excesos. Ya no disfrutas ni con las técnicas más avanzadas. Porque el sexo sin amor es como comer sin ganas. Te metes el dedito, vomitas, y a volver a comer. Qué asco.

 

Habló de la masturbación como deformación del sexo, que si te vicias puede crearte problemas luego en tus relaciones de pareja. ¡Con lo bien que te sienta una paja de vez en cuando! Pero es verdad que, a fin de cuentas, es una inmadurez peligrosa. Y está claro que cuando te la haces antes de un partido, pierdes fuelle. Carlos y yo nos miramos y nos reímos, hasta que recibí un codazo de Silvia llamándonos al orden.

 

Estuvo estupendo cuando dijo que, si se siguiera la “lógica” de la erotización a ultranza, las personas más felices serían las que se prostituyen. Hemos llegado a la deformación total de la palabra amor. Amar sería igual a juntar el aparato genital femenino con el masculino. Amar a una mujer sería igual a acostarse con ella. Tener a la mejor de las novias sería igual a tener una amante. Amar más sería tener relaciones eróticas más intensas. Amar con responsabilidad sería usar preservativos o pastillas…

 

Esto último causó, claro está, revuelo. Yo me acordé en ese momento de los juegos malabaristas de Jaime con el condón y su pérdida de la virginidad accidentada. El psicólogo no se pronunció rotundamente pero convenció cuando dijo que cuanta más artificialidad se le echa a la relación sexual es lógico que haya menos goce, menos intimidad y, en definitiva, menos amor. Dijo algo de métodos naturales para no tener hijos, pero no me enteré mucho del asunto.

 

Al final de la conferencia nos dejó una hoja con unas ideas interesantes. Entre ellas: “Si te exaltas ante su belleza o fuerza física, eso solo no es amor; es admiración. Si sientes palpitar tu corazón por su presencia, eso sólo no es amor; es sensibilidad. Si ansías una caricia, un beso, un abrazo, poseer de alguna manera su cuerpo, eso sólo no es amor; es sensualidad y, tal vez, lujuria. Pero si lo que deseas es su bien, aun a costa de tu sacrificio, ¡estupendo!, estás descubriendo el amor verdadero.”

 

Yo no pude más. Veía cómo Silvia leía ese texto y me miraba de reojo. Ahora los codazos venían de la parte de Carlos. Terminada la conferencia no pensé, no dudé, no hablé. Cogí de la mano a Silvia; me la llevé corriendo. Fue clave no sentir ninguna oposición de parte de ella. Tampoco dijo nada. Salimos a uno de los patios del cole. A la esquina más apartada y solitaria. Estábamos frente a frente. Reconozco que estaba un poco nervioso y, por primera vez, le vi a ella con una sonrisa tímida, con una inseguridad fuera de lo normal para ella. Yo tenía todavía el papel del psicólogo en la otra mano. Mi derecha no soltaba la mano de Silvia. Tenía deseos de que fuera un momento romántico.

 

Estuve a punto de leerle lo de la belleza, lo del palpitar del corazón y el ansia de un beso, lo de querer su bien. Pero no me salió. Tiré el papel y puse mi izquierda en la espalda de Silvia, para acercármela. Nuestras miradas estaban clavadas y a medida que nos juntábamos mi corazón parecía un volcán cada vez más furioso, a punto de reventar. Llegó el momento en que nuestros labios se juntaron de la forma más natural. Por fin  probé lo suave que eran. Mi nariz acarició la suya. Mis labios se resbalaron hacia su pómulo. Le acaricié la cara, le besé su oreja, bajé a su cuello. Nos separamos y nos volvimos a mirar con inmenso cariño. Mi izquierda, que todavía rodeaba su cintura, hizo un amago de atraerla otra vez pero noté una ligera resistencia. Cedí enseguida. En ese momento ella, con rapidez, volvió a besar mis labios y se fue corriendo.

 

Me quedé como tonto mirándola mientras se iba. No tardaron en llegar Carlos y Felipe que, claro está, nos “acompañaron” a distancia. Carlos me preguntó que qué tal sabía. Yo sonreí y no dije nada. Me dijo si le había dicho a Silvia algo de salir… ¡Caramba, era cierto! Dije que no, y pedí recomendaciones. Carlos me dijo que la llamara cuanto antes, que no había que dejar pasar tiempo. Hasta Felipe opinó, y bien. Me dijo que mejor le mandara un mensaje por el móvil, que le daría más libertad para responder con calma. ¡Buena idea! Lo saqué enseguida. La verdad no sabía por dónde comenzar. Carlos, de pitorreo, me sugirió que le mandara un corazón de esos que se mueven. ¡Calla! Felipe, otra vez acertado (¡quién lo diría!) me dijo que primero le agradeciera por el momento que acabábamos de pasar junto.

 

Opté por lo rápido: “Silvia, gracias por lo que acaba de pasar ¿Quieres salir conmigo?”  Lo mandé al instante. Yo quería respuesta inmediata. Carlos me dijo que ni lo soñara. Que me haría sufrir. Que aunque se llamaba Silvia no dejaba de ser mujer. En ese momento sonó el pitido de recepción de mensaje. Carlos, Felipe y yo nos miramos asombrados. ¡Qué velocidad! Intuí que no podía ser mala la respuesta, que un “no” hubiera necesitado más tiempo. ¡No podía ser tan cruel! Abrí el mensaje con un poco de taquicardia. Su respuesta fue más breve aún: “Sí. Te quiero”. Miré al cielo como dando gracias a Dios y como buscando a papá para decirle que en esto no le fallaría, que con Silvia no haría el gilipollas. ¡Dios me escuche!

 

El resto del día fue insustancial. Todo giraba en torno a Silvia. En la noche hablaría con ella. Por fin lo había conseguido.


 

reseñas: PROMOCIÓN DEL LIBRO PARA PADRES Y FORMADORES DE ADOLESCENTES

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Han publicado esto para promoción de la nueva edición del libro para formadores de adolescente. !Espero o guste! Y que compréis el libro...


J.Gª Sentandreu, en «Adolescentes, qué hacemos con ellos»

6 cosas que los padres han de hacer si quieren poder comunicarse bien con sus hijos adolescentes

6 cosas que los padres han de hacer si quieren poder comunicarse bien con sus hijos adolescentes
Hablar con adolescentes no es nada fácil, pero es necesario si unos padres quieren poder ayudar a su hijos
 
Religión en Libertad
Actualizado 3 diciembre 2014



José García Sentandreu, director del colegio Highlands El Encinar en Madrid, después de 25 años de apostolado y trabajo con jóvenes y adolescentes ha publicado «Adolescentes, qué hacemos con ellos» (Ed. De Buena Tinta).

Bebe de su experiencia y de la de todo un equipo profesional de la Universidad Francisco de Vitoria, que se expresa también en el blog El-adolescente.com.

Uno de los temas clave que trata el tema es el de la comunicación de los padres con los adolescentes, precisamente en una edad en que los chicos tienden a cerrarse, rehuir a sus padres y aislarse en su mundo.



Pero comunicarse es necesario y los padres lo pueden conseguir con estas 6 acciones, que recogemos aquí del libro.

1) Establecer una nueva alianza: ya no son niños
Es importante que los padres, cuando el hijo entra en la adolescencia, abandonen poco a poco ciertos rasgos del tipo de relación que se remonta a cuando el hijo era aún niño, y que establezcan una especie de nueva alianza, una relación fundada sobre bases nuevas y que se despliegue en nuevas expectativas, nuevos cometidos y nuevas responsabilidades recíprocas.

Será este cambio psicológico de actitud el que impulsará al muchacho al crecimiento hacia la madurez. Este cambio psicológico deberá adquirir poco a poco la forma de una enseñanza lo más lejana posible del tono de prédica o de sermón.

Es poco educativa, y poco eficaz, la continua exhortación pedagógica que a veces se manifiesta y expresa con suspiros, expresiones resignadas del rostro, miradas y movimientos de cabeza en señal de desaprobación. Se podría recurrir también a esto, sí, pero ante todo habría que preguntarse sobre el sentido y los rasgos de una comunicación auténtica.



2) Acoger al joven tal como es
Hay un modo de relacionarse que es de por sí satisfactorio, que hace sentirse bien; es el de acoger cordialmente a quien se tiene delante, tal como es.

A veces bastará con reforzar los puntos del lenguaje no verbal y el penetrante lenguaje de los gestos silenciosos y afectivos. Nunca es tan protagonista el cuerpo como en esta edad de la vida.

Según las ciencias psicológicas, el cuerpo es el vehículo principal de la manifestación no verbal de los sentimientos y afectos. En consecuencia el cuerpo se convierte en el medio más importante para recibirlos y codificarlos.

Es fácil deducir que, si el afecto hacia el hijo está inspirado en la paciente y aceptadora benevolencia de su gradual crecimiento y de su deseo de libertad, este sentimiento puede ser expresado con gestos silenciosos mucho más penetrantes y quizá más convincentes que mil palabras.

3) Aprender a observar al joven, estar atento
Siguiendo a una pedagoga reconocida: el padre de familia, y el educador en general, debe aprender a observar. Observar es mirar con atención, seguir atentamente.

Para poder observar es necesario «estar presentes»; es decir, garantizar una presencia discreta al hijo, en el sentido de que ya no puede ser el mismo tipo de presencia que cuando el hijo era un niño. Observar no es vigilarlo insistentemente, escudriñarlo, escrutarlo o juzgarlo para ponerle nervioso.

Observar no es buscar en seguida explicaciones o causas, para hacer diagnósticos y dar interpretaciones aceleradas.

Saber observar es difícil. Hay que saber prescindir en ocasiones de los propios puntos de vista que son, muchas veces, el origen de los prejuicios. Observar es intentar ver al hijo sin intenciones prefijadas y sin comparaciones. Es mirar desde la distancia emotiva justa, ni demasiado cerca (confluencia absorbente) ni demasiado lejos (indiferencia), aunque unas veces sea oportuno acercarse a las cosas y otras sea necesario distanciarse de ellas.

Observar es encontrarse con la mirada, establecer un contacto, hasta «tocarse» con los ojos. Observar es empezar a reparar en todas esas pequeñas y grandes señales que el muchacho envía a través de su cuerpo: la cara, los ojos, la voz, etc., y mediante ellos llegar a su alma. No es casualidad que muchos padres sean los últimos en saber ciertas cosas de su hijo. Buscan informarse, preguntan, espían... pero no observan.



4) Aprender a escuchar
El padre de familia debe saber escuchar. La verdadera escucha es profunda y difícil para los padres y para los hijos. Cuando un padre presta atención al hijo para después, como de costumbre, contradecirlo, corregirlo, hacerle notar sus fallos o decirle inmediatamente aquello que según él necesita, no lo está escuchando, sino que está librando su batalla particular.

El hijo que percibe que tiene un padre impenetrable, no se siente comprendido. Para una buena escucha es necesario crear un vacío interior y adoptar una posición de receptividad, bloquear el flujo de pensamientos internos que en seguida se infiltran mientras está hablando el otro.

La verdadera escucha la realiza un padre cuando presta atención a las palabras del hijo y a sus emociones, reconociéndolas por aquello que son en realidad, sin acentuarlas o disminuirlas, sin sobrevalorarlas o devaluarlas; o desdramatizando gratuitamente, ironizando, ridiculizando y generalizando.

Es necesario utilizar los ojos, introducirse en los ojos del hijo en lugar de mirar a otra parte mientras habla. Hay que escuchar con todo el cuerpo, con una postura y gestos que demuestren interés, aceptación, atención.

Escuchar los contenidos para captar la conformidad de estos con el tono de voz y con las expresiones del rostro; escuchar los silencios, las pausas, la respiración, escuchar incluso los rubores. Y hay que comprender que el muchacho vive una revolución interior, que le es difícil expresarse y darse a entender.



5) Buscar conocer al hijo... sin "psicologizar"
El padre debe buscar conocer al hijo. En la actualidad se ha introducido la tendencia «psicologizante» de querer interpretar todo, de querer encontrar a como dé lugar una explicación a todos los comportamientos, movimientos, a cada palabra.

Pero a menudo se interpreta mal por no tener suficientes datos objetivos; lo que lleva a tener una concepción errónea del hijo. Lógicamente esto empeora la relación, dado que interpretar en esta ocasión significa prejuzgar, «etiquetar».

En cambio el verdadero conocer es acercarse, acortar las distancias, para entrar en el área de la intimidad. La racionalización no es el camino idóneo para llegar al adolescente. Para conocer al propio hijo es necesario encontrar la clave justa que permita acceder a su intimidad.

El padre podrá conocer al hijo sólo si no le infunde miedo o temor reverencial, si sabe crear una relación sana y un vínculo en plena libertad. Para lograrlo es necesario una graduación de comportamientos: no invadir el territorio del hijo sin su permiso, sino esperar con paciencia a que solo, libremente, salga fuera de su madriguera de aislamiento y clausura.

El dinero, los regalos, los premios, no pueden comprar la amistad del hijo o su simpatía. La constricción, la fuerza, las amenazas, la seducción son inútiles. Se ha constatado, en cambio, que existen tres claves que son un salvoconducto capaz de abrir todas las puertas:

- la empatía, que es la capacidad de lograr hacer manifiestos los sentimientos y afectos del hijo;

- la autenticidad, que es la capacidad de manifestar con congruencia los propios sentimientos y afectos;

- y el respeto, que es la capacidad de aceptación incondicional del hijo, tal como es.



6) Aprender a actuar... y a no actuar
El padre debe aprender a actuar. Muchas veces los padres preguntan qué hacer, cómo comportarse con el hijo ante tal circunstancia, cómo no equivocarse en edad tan crítica.

En muchos casos el qué hacer es muy sencillo: «no hacer» o «dejar hacer». No hacer, aunque no lo parezca y pueda interpretarse como desinterés, es más difícil que hacer.

En efecto, resulta espontáneo intervenir, tratar de hacer algo, especialmente cuando se tiene la sensación de que el hijo está a punto de equivocarse o no está todavía maduro para afrontar aquella situación. En realidad cuanto más interviene el padre, menos iniciativa toma el hijo.

No hacer, en este sentido, no es tampoco no actuar por indecisión o por miedo, no es ignorar al hijo, sino resistir al impulso de intervenir por una mínima cosa, o sustituir al hijo en la toma de decisiones.

El no hacer puede realizarlo el padre en muchas ocasiones:

-en el resistir al impulso de regañar, amenazar o criticar continuamente al hijo privándole de tener confianza en sí mismo;

- en el reprimir la costumbre de decirle siempre sermones;

- en el frenarse cuando la propia tendencia es querer siempre ofrecer soluciones o sugerencias;

- en el evitar juzgar, inculpar, ridiculizar sistemáticamente al hijo;

- en el contener el ansia de interpretar, investigar, hacer siempre preguntas e interrogatorios;

- en el controlarse cuando instintivamente se querría desdramatizar o dramatizar demasiado, desviar, despistar («hablemos de otras cosas», «olvidemos este asunto», «te lo tomas demasiado a pecho», «esta vez te has pasado»).

No hacer es saber dejar que actúe el silencio y dar el tiempo justo para que el muchacho pueda llegar a una mayor conciencia y a una más profunda introspección con el objeto de interiorizar positivamente su experiencia.

Es necesario un hacer positivo, entre otras cosas: crear en la familia el ambiente propicio para la educación constante; ofrecer los medios convenientes para el crecimiento integral del muchacho (colegio adecuado, actividades extraescolares sanas, pasatiempos enriquecedores, etc.); dedicar el tiempo necesario para convivir y conversar con los hijos; y saber ofrecer todo esto adecuándose a la índole y a la personalidad de cada hijo, porque cada uno es un mundo y hay que actuar con cada uno de diversa forma.

Con frecuencia los padres dicen que hacen muchas cosas por los hijos. Pero no basta un hacer si éste no va acompañado por el aliento. El aliento es diferente de la alabanza. El aliento es preventivo, consiste en sostener al muchacho en sus esfuerzos antes de que él se disponga a hacerlos, sostenerlo por encima y aun a falta de resultados; es estima y respeto sin condiciones; es ver los aspectos positivos de su comportamiento en lugar de subrayar las equivocaciones.

La alabanza, en cambio, tiende muchas veces a obtener del hijo lo que el padre espera, es posterior a las acciones, lleva a la competitividad, le puede inducir a pensar que su comportamiento es aceptable a partir del aprecio de los otros.

El aliento, por el contrario, impulsa al hijo sin que él incurra en el error de actuar sólo de cara a las expectativas de los padres.

 FICHA TÉCNICA COMPRA ONLINE
Título:Adolescentes: qué hacemos con ellosOcio Hispano
Autor:José García SentandreuAmazon (ebook)
Editorial:De Buena Tinta 
Páginas:284 páginas 
Precio16,00 euros 

 

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